El capitán del crucero italiano naufragado admite un error de navegación

Francesco Schettino, capitán del crucero Costa Concordia que naufragó el viernes pasado frente a la costa italiana tras chocar con una roca submarina, ha admitido oficialmente que cometió un error de navegación. Confesó ante los investigadores que al acercarse la nave a la isla "ordenó el giro demasiado tarde", según filtran los medios locales.

El naufragio de la nave, a bordo de la cual viajaban más de 4.000 turistas, causó la muerte de 11 personas. Otras 29 se dan por desaparecidas y, según comentan las autoridades, hay muy poca esperanza de rescatarles con vida.

Hoy en día Schettino es ampliamente criticado no solo por haber cometido un error fatal de navegación, sino por haber abandonado la nave mucho antes de acabar la evacuación de los pasajeros. El 'hashtag' #MeCaíEnUnaLancha tiene el primer lugar en Twitter. En sus declaraciones ante la Policía el capitán aseguró que no tenía pensado abandonar la nave, pero que se encontró en un bote salvavidas por pura casualidad.

"Yo ayudaba a los pasajeros a bajar a los botes de manera organizada y, como el navío estaba inclinado unos 60-70 grados, perdí el equilibrio y caí en un bote. Es así como yo fui a parar allí", esgrimió. Las redes sociales califican al marinero de 'el capitán cobarde'.

"Vada a bordo, cazzo"

"Vada a bordo, cazzo!" ("¡Suba a bordo, joder!") es otra frase que ha dado la vuelta al mundo. Es el grito de indignación que Gregorio de Falco, comandante de la Capitanía de Livorno y coordinador de labores de socorro, dirigió al capitán del Costa Concordia en una llamada telefónica. La orden triunfa en las redes sociales. Ya inspiró decenas de bromas y parodias. "De Falco for president" y "Lo quiero como primer ministo" son algunos de los mensajes que circulan por internet en referencia al comandante, que lloró de rabia la noche del viernes al darse cuenta de que a bordo del crucero había centenares de pasajeros abandonados sin asistencia.

La orden de "Vada a bordo, cazzo!" incluso aparece en una camiseta que se vende por internet a 12,90 euros y tiene una alta demanda: en tan solo un día sus ventas se calculan en miles de piezas. Según los diseñadores, estas palabras son un símbolo de todos aquellos italianos que no se rinden ante las dificultades de la vida y, a pesar de todo, "continúan cumpliendo con su deber".

"Lo que de verdad me preocupa de este país es que personas como mi marido, que simplemente cumplen con su deber, inmediatamente se convierten en ídolos. No es normal", asegura, por su parte, la esposa de Gregorio de Falco, según recoge el diario italiano Corriere della Sera. El mismo comandante insiste: "Yo he hecho lo mismo que habría hecho aquella noche cualquier hombre, mujer y marinero en mi lugar" y pide a los periodistas que se olviden de él. Comenta que la fama debe ser para su subcomandante, Alessandro Tosi, que fue el primero en darse cuenta de que algo raro pasaba en la nave y sugirió llamar al crucero para averiguar qué problema tenía.

"Linchamiento mediático"

Dirigir los trabajos de rescate desde una lancha se denomina "control marítimo" y es un comportamiento "completamente legal", justifican las acciones del capitán Francesco Schettino algunos de sus vecinos residentes de su ciudad natal, Meta di Sorrento, en las cercanías de Nápoli. "Garantizó la seguridad de mucha gente, fue hábil", insisten.

Es "un héroe", una persona que "salvó vidas humanas", comentó a AFP un amigo de toda la vida de Schettino. Para él, todo lo que está pasando ahora es "un linchamiento mediático". "Humanamente lo mataron, es una vergüenza", lamenta, por su parte, el párroco de la localidad. "Ha cometido un error, pero no debe ser juzgado por los programas de televisión", sostienen otros vecinos.