Los rusos no tienen miedo al frío. Una afirmación que no resulta en absoluto tópica. Con temperaturas bajo cero se sumergen en agua helada para celebrar el día del Bautismo o la Epifanía ortodoxa.
Con una temperatura a prueba de pingüinos, aproximadamente a unos -8C, casi 63.000 moscovitas se han dado cita para celebrar una de las más importantes fiestas del cristianismo, el Bautismo. Este día se conmemora la historia bíblica en la que Jesucristo, a la edad de 30 años, llegó al río Jordán para ser bautizado en sus aguas por San Juan el Bautista.
Tradicionalmente este día en las iglesias ortodoxas se celebran misas festivas y los creyentes se bañan en las aguas de los ríos, haciendo previamente agujeros en el hielo en forma de cruz.
Según las últimas estadísticas, en total en Rusia alrededor de 400.000 personas participaron en el rito. En todas las regiones del país, salvo las repúblicas islámicas como Chechenia, Ingusetia, Daguestán y otras, se prepararon en total unos 2.000 pozos en el hielo.
El agua usada en este lugar está bendecida previamente y según los creyentes es sagrada. Es por eso que todo el mundo se pelea por llevársela a sus casas, para después utilizarla: beberla o bendecir sus casas. Durante todo el año la cuidan como si fuera su mejor joya y, según se cree, se mantiene fresca durante mucho tiempo, en comparación con el agua normal.
El 19 de enero el Patriarca ruso Kiril realizará una misa festiva y un rito de consagración del agua. "Bendiciendo el agua mostramos nuestra fe en lo que la gracia de Dios es capaz de fertilizar con su fuerza, no solo la razón humana, sino su alma y la materia física. Porque Dios es el creador del mundo físico y puede llenar este mundo físico con su energía sagrada, con su gracia", dijo el Patriarca en vísperas de la fiesta.
Como la mayoría de las fiestas rusas, la Epifanía también ha conservado algunas huellas del paganismo. La fiesta pone fin a la temporada de las 'sviatkis' navideñas y en la noche del 18 al 19 históricamente se realizaban adivinaciones nocturnas, tradición que se mantiene incluso en nuestros días.