Las autoridades italianas han anunciado el estado de emergencia debido al peligro de catástrofe ecológica en la zona del naufragio del crucero Costa Concordia, frente a las costas de la isla de Giglio, en el mar Mediterráneo.
Según los expertos, lo que presenta mayor peligro es la extracción de más de 2.000 toneladas de combustible, que de verterse al mar causarían una nueva catástrofe pero de carácter ambiental.
Para extraer el combustible fueron invitados expertos de una compañía holandesa que hablan de la necesidad de calentar los tanques para diluir el combustible congelado. En este sentido los ecologistas temen las posibles fugas de combustible y otros materiales contaminantes que produzcan la contaminación de las aguas de la isla.
Además, las condiciones climáticas en la zona del accidente son inestables, lo que desestabilizan la operación de rescate. El barco medio hundido sobre uno de sus lados cerca de la orilla muestra tendencias de pequeños desplazamientos: las corrientes y el oleaje empujan el casco hacia el fondo del mar. Según advirtió Corrado Clini, el ministro de Medio Ambiente, Tierras y Recursos Marinos, persiste el peligro de que se deslice al fondo y su posterior inundación.
Los expertos predicen que se tardarán más de dos años para eliminar completamente las consecuencias del naufragio. Todavía no han decidido qué destino le espera al casco del buque.
El crucero, en el que viajaban más de 4.000 personas, naufragó el 13 de enero cobrándose la vida de al menos 11 personas. Otras 20 permanecen aún desaparecidas.