"El conflicto libio nunca ha dejado de existir, pero ahora se agrava"
Los partidarios del ex gobernante libio Muammar Gaddafi afirman haber tomado el control de la ciudad de Bani Walid, uno de los últimos bastiones del antiguo régimen antes de su caída. Los medios locales informan que el Consejo Nacional de Transición ha mandado un contingente militar a la urbe.
Como resultado del ataque murieron cinco miembros de los anteriormente considerados rebeldes y unos 30 resultaron heridos. Sin embargo, el ministro libio de Interior ha declarado que el asalto no es obra de partidarios del fallecido coronel, sino que se trata de problemas internos de la ciudad.
Estos incidentes violentos ocurren al mismo tiempo que el nuevo Gobierno se enfrenta a una de las crisis políticas más graves desde su llegada al poder. El domingo el vicepresidente, Abdel Hafiz Ghoga, tuvo que dimitir debido a varias manifestaciones que culminaron con un ataque contra la sede del CNT en Bengasi.
La analista política Laila Tajeldine destaca que este conflicto no es ninguna novedad: Libia nunca ha dejado de ser el escenario de una guerra civil que solamente se acaba de agravar. En su opinión, la situación la complica la presencia de las tropas de la OTAN, que permanecen en el país llevando a cabo “una invasión del pueblo libio” con el claro objetivo de “adueñarse de las entradas petroleras libias”. Sin embargo, la analista ve un futuro positivo para el país árabe, ya que la población “está cada vez más unida contra los mercenarios y a las tropas de la Alianza Atlántica”.
El CPI no planea juzgar a Saif al Islam
Por otro lado, todavía no se aclaró el futuro de Saif al Islam, el hijo de Gaddafi detenido en noviembre, por acusaciones de crímenes de lesa humanidad: la Corte Penal Internacional no ha tomado una decisión sobre si será juzgado por un tribunal libio o no.
Laila Tajeldine considera que a la CPI no le conviene que le envíen a Saif al Islam porque “revelaría la falta de credibilidad que tiene esta corte juzgando a base de mentiras”. Subraya además que al Gobierno interino de Libia, por el contrario, le convendría totalmente que Al Islam se quedara dentro del país para sentenciarlo según su propia voluntad y ejecutarlo en el caso de que lo estime necesario. El hijo de Gaddafi no es una figura deseable para el CNT, ya que se ha convertido en “la cara de la resistencia libia” en la actualidad.