Efecto rebote: la presión de Occidente fomenta ambiciones nucleares en Irán
Los inspectores del organismo regulador de energía nuclear de la ONU (OIEA) ya están en Irán para mantener negociaciones con las autoridades persas y probablemente visitar el centro de enriquecimiento de uranio en Fordo, al sur de Teherán. Los expertos consideran que la enorme presión de Occidente, en cierto sentido fomenta las ambiciones nucleares del país persa.
Los especialistas de la OIEA pretenden determinar si el programa nuclear de Mahmud Ahmadineyad tiene fines militares o no, algo que niega Teherán y dudan muchos políticos occidentales incluso en EE. UU.
“Irán está bajo una enorme presión por parte de EE. UU. y de los países occidentales”, según considera el analista político Emilio Viano. Por un lado, se aplican sanciones contra la industria petrolera del país para dejarlo sin fondos para financiar el programa nuclear y por otro lado EE. UU. e Israel, por ejemplo, no descartan una acción militar contra el país persa.
"En cierto sentido Occidente no le deja otra salida a Irán que seguir haciendo lo que hace, es decir desarrollar su programa nuclear”, sostiene Viano, porque ni “EE. UU. ni Europa están ofreciendo alternativas diplomáticas serias a Teherán para unas negociaciones. Por eso parece que son ellos lo que están causando el problema”.
La decisión de enviar inspectores a Irán es el resultado de que las autoridades de la República Islámica anunciaran que han enriquecido uranio hasta el 20%, lo que provocó las sospechas del OIEA de que el país pueda tener capacidad para alcanzar el 90% necesario para crear una bomba atómica.
En respuesta a las sanciones y amenazas de EE. UU. y sus aliados, Irán avisa de que podría cerrar el estrecho de Ormuz, vital para el suministro de petróleo mundial. Además, el Parlamento iraní está debatiendo una ley que prevé la interrupción de las exportaciones de petróleo a la Unión Europea.