El jefe de policía de una ciudad de Connecticut ha dimitido después de que cuatro de sus subordinados fueron arrestados la semana pasada por propinar palizas a hispanos y practicar arrestos ilegales entre miembros de esta comunidad, según una acusación del FBI. Ahora se busca a otros sospechosos implicados, que podrían ser numerosos.
La tranquila ciudad de East Haven quedó paralizada cuando las pesquisas federales sacaron a la luz una presunta campaña de abusos y maltratos contra miembros de la comunidad hispana, incluidos indocumentados. Además de por abusos físicos, a los inculpados también se les acusa de intimidar a aquellas víctimas que intentaron informar a las autoridades de lo ocurrido.
Ahora los agentes de FBI tratan de localizar a más víctimas de estos abusos que, según los residentes locales, tienen miedo a hablar. Según los cargos presentados, varias personas de origen hispano, inmigrantes ilegales incluidos, fueron blanco de humillaciones y de palizas a manos de los agentes. Éstos dieron por hecho que sus víctimas no denunciarían los maltratos por miedo a la Policía o por su delicado estatus migratorio.
A las de los cuatro sospechosos se suman las acusaciones contra el jefe del departamento de policía de East Haven, Leonard Gallo, que dimitió una semana después de destaparse el escándalo. Según el Departamento de Justicia de EE. UU., Gallo contribuyó a bloquear la investigación de los casos y a frenar la cooperación entre los vecinos y los agentes federales. Se ha sabido que en 2010 Gallo ya dimitió una vez debido a una investigación criminal, pero fue readmitido después de que su amigo Joseph Maturo se convirtiera en alcalde de la ciudad a finales del mismo año.
“Es una actitud totalmente racista por parte del Departamento de la Policía”, denuncia John Jairo Lugo, organizador de 'Unidad Latina en Accion'. “En este caso [la víctima] puede ser cualquier inmigrante o cualquier miembro de minorías étnicas, específicamente de raza negra o latina”, advierte.
La comunidad hispana ha aumentado en los últimos años hasta abarcar en 2010 un 10% de la población de East Haven (unas 28.000 personas), debido al flujo de inmigrantes desde Ecuador y México, mientras que antes la composición racial fue mayoritariamente blanca. Los cuatro acusados ahora gozan de libertad bajo fianza, incluido el oficial Dennis Spaulding, que organizó la presunta paliza. Sin embargo, a todos ellos se les ha prohibido entrar en la ciudad a lo largo de la investigación. Los cuatro se han declarado inocentes.