Un ruido que te persigue por todos los lados cuando entras en la capital siria, es el ruido de los generadores. Primero atrae tu atención, después empieza a irritarte, pero al fin y al cabo te acostumbras. Los generadores en Damasco son parte indispensable de cualquier cafetería. Y es que los cortes de electricidad son tan frecuentes que las pocas horas de suministro no son suficientes.
Siria vive ahora mismo una fuerte crisis: las sanciones introducidas por EE. UU. y la Unión Europea agotan la economía: una constante falta de energía, la desestabilidad de la moneda nacional -que puede cambiar su curso al dólar norteamericano 2 o 3 veces al día-, la falta de divisas extranjeras para realizar transacciones internacionales...
A esto se suman las pérdidas en el sector turístico, que siempre fue clave para Damasco. Los extranjeros casi no van al país asustados por lo que leen, ven o escuchan sobre los acontecimientos en Siria. En esta situación muchos negocios se quedan sin clientes, al igual que sin iluminación.
Ammin Rudi es el dueño de un local de artesanía oriental. Afirma que la razón principal por la que su negocio empezó a perder dinero no fue el conflicto en el país, sino las sanciones de la Unión Europea que lo siguieron.
"Ellos castigan al pueblo sirio. Si quieren imponer sanciones contra nuestro Gobierno, que lo hagan, pero ¿qué tiene que ver esto con el pueblo sirio? Si quieren presionar al régimen ¿por qué entonces no recomiendan a sus ciudadanos que visiten nuestro país? Somos nosotros los que perdemos al fin de cuentas, porque sin turistas nuestros negocios están muertos".
Y Siria se enfrenta a estos mismos problemas a nivel macroeconómico. La falta de dólares dificulta las importaciones de países como China o la India, por lo que incluso los comerciantes más prósperos pueden sentir el efecto de las sanciones.
Bashar Nouri, de la Cámara de Comercio, señala: "Las sanciones afectan tanto a los pobres como a los más ricos. Y es que ahora las personas acomodadas no tienen buenos ingresos e invierten menos en la economía. Eso por supuesto afecta a todos. Anteriormente a todo el mundo le gustaba salir por la noche, ir a los restaurantes, pero ahora tienen miedo de salir. Sí, en Damasco el ambiente es seguro, pero en sus alrededores no".
Sin embargo, muchos analistas en Siria opinan que el bloqueo no es la única causa de los problemas económicos del país. Y es que el conflicto armado que aún perdura en muchas provincias solo echa más leña al fuego de un colapso financiero que vive la nación.
"La manera como actuamos ahora debilita a Siria. O elegimos el diálogo o si luchamos ¡todo habrá fracasado!", dijo el analista político George Jabour.
En estas condiciones, entre las sanciones económicas y el conflicto interno, entre la espada y la pared, el pueblo sirio vive sus 'días negros' con la esperanza de que en algún momento volverá a ver la luz al final del túnel.