Pese a las amenazas policiales para que desalojen sus campamentos, los activistas Anti-Wall Street no sólo mantinen su concentración en una céntrica plaza de Washington, sino que se muestran confiados de la proximidad de su victoria.
El nuevo ultimátum fue anunciado a los manifestantes a media mañana, lo que permitió que iniciaran una asamblea de varias horas para decidir si abandonaban la plaza de forma voluntaria.
La asamblea popular, compuesta por una treintena de personas, decidió mantener el campamento en la plaza McPherson, aunque sin recurrir a la "desobediencia civil": si finalmente la Policía desaloja el campamento y realiza detenciones, los ocupantes no ofrecerán resistencia.
Del mismo modo, el movimiento de protesta votó a favor de conservar 'La tienda de los sueños', una gran carpa que los manifestantes izaron este lunes; una muestra más de su repudio a la exclusión social y a la baja calidad de vida.
El pasado martes, en el Congreso de EE. UU. las autoridades federales anunciaron el desalojo de la plaza McPherson, donde la ley prohíbe acampar. Pese a la amenaza de desalojo y a las advertencias del Servicio Nacional de Parques, sólo una parte de los acampados habían recogido el lunes sus pertenencias y abandonado la protesta.
Paso firme hacia la victoria
Según declaró a RT Mariano Muñoz, activista del movimiento Anti-Wall Street, pese a los numerosos desalojos como el de Oakland (California) que se cobró más de 400 detenciones, la batalla de las ideas se está ganando.
"El logro más significativo del movimiento, en mi opinión, es que la gente que no está en la política ya se expresa de otra manera y ve cómo las corporaciones multinacionales están conectadas con dirigentes de partidos corruptos de este país", comenta el activista.
Asimismo, Muñoz subraya que seguirán luchando contra "los tiburones del capitalismo", ya que la primera enmienda de la Constitución de EE. UU. refuerza el derecho de todos los individuos a manifestarse en contra de un gobierno que no obedece al mandato del pueblo.