En Egipto al menos tres personas murieron y más de 2.000 resultaron heridas en enfrentamientos con la policía, luego de la trágica estampida del miércoles pasado en el estadio de Port Said. Además, horas antes varias personas armadas secuestraron en la península del Sinaí a dos turistas estadounidenses, que ya han sido liberadas.
Un nuevo ‘viernes de la ira’ en Egipto
Miles de egipcios participan en las protestas contra el gobierno dirigido por militares y llevan su indignación a las calles de las principales ciudades del país. Dos días después del peor desastre futbolístico de la nación, que se cobró la vida de más de 70 hinchas en la ciudad norteña de Port Said.
Dos personas fallecieron en la ciudad de Suez cuando las fuerzas del orden locales utilizaron balas reales para disparar contra la multitud que intentaba apoderarse de un puesto de seguridad. Mientras en el centro de El Cairo, una persona murió cuando miles de egipcios cercaron el edificio del Ministerio del Interior para exigir un juicio contra su titular y la dimisión inmediata del gobierno militar.
Las fuerzas de seguridad lanzaron gases lacrimógenos, pero los manifestantes se reagrupaban constantemente. Además, grupos juveniles convocaron a una protesta masiva a la que llamaron el ‘viernes de la ira’, a la que se unieron los manifestantes que acampan en la plaza Tahrir. La cifra de heridos por los enfrentamientos con la policía asciende ya a 1.500, de los cuales casi la mitad fueron trasladados a hospitales y centros sanitarios, según datos del Ministerio de Sanidad.
"Un joven murió por un fierro en la cabeza"
El miércoles pasado, en la ciudad de Port Said, 73 personas murieron y más de 1.000 resultaron heridas, revelan los datos actualizados este viernes. Los testigos de la tragedia han revelado detalles del accidente en estadio, donde había al menos 40.000 seguidores.
Según sus declaraciones, la mayoría de las víctimas murieron aplastadas en una estampida y otros al arrojarse de los escalones y tribunas del estadio cuando los fanáticos del equipo local, Al Masri, invadieron el terreno de juego persiguiendo a los seguidores de Al Ahli, lanzándoles piedras, botellas y otros objetos. Además, en su intento por salir del estadio, los hinchas del equipo visitante corrieron hacia las rejas de salida, pero estas estaban cerradas lo que ocasionó la estampida que sepultó a varios de ellos.
Un testigo relató la muerte de un joven de 17 años que huía. "Su nombre era Islam, te juro por Alá que murió asesinado con una barra de fierro en la cabeza...su ojo quedó en su nuca".
Tragedia de locos
"Fue una locura”, resumió el argentino Óscar Elizondo los graves incidentes del pasado miércoles en el partido de fútbol de la Liga de Egipto. Elizondo es actualmente el segundo entrenador del equipo Al Ahli, el conjunto que jugaba como visitante ante el Al Masri.
En entrenador señaló que “había un claro tinte político en este partido. La pasión futbolística que se vive en Argentina no tiene nada que ver con lo que ocurrió en Port Said. Tuve mucho miedo hasta que conseguí esconderme en el vestuario, pero aun así, allí murieron cuatro chicos”, relató.
“Estuvimos tres horas encerrados en el vestuario. Fue una locura lo que se vivió en el terreno de juego. Se hablaba de que tres mil policías fueron a ver el partido porque no hicieron absolutamente nada”, concluyó Elizondo.
Liberan a dos turistas estadounidenses en el Sinaí
En las últimas horas las dos turistas estadounidenses secuestradas por un grupo de hombres armados encapuchados al sur de la península del Sinaí (este de Egipto) han sido liberadas, según informó el ministro egipcio de Turismo, Munir Fajri Abdelnur.
Junto a las dos mujeres, también fue puesto en libertad el guía egipcio que las acompañaba en el minibús cuando fueron capturadas. Los tres se encuentran en buen estado físico y dijeron que habían sido tratados de forma correcta.
Sin embargo, no se ha confirmado si las autoridades egipcias han respondido a las reivindicaciones del grupo de hombres armados para liberar a las estadounidenses, que pretendían a cambio obtener la excarcelación de varios compañeros suyos detenidos por tráfico de opio.