La obesidad infantil crece vertiginosamente en Argentina
Argentina es el país con mayor cantidad de niños con sobrepeso en América Latina, por delante de México y Brasil. Curiosamente, en muchos estados de la región esta tendencia coexiste con ciertas formas de desnutrición, como si fueran las dos caras del problema alimenticio.
La Organización Mundial de la Salud ya considera a la obesidad como una epidemia mundial. Y la situación resulta particularmente preocupante en lo referente a los niños.
“De seguir esta pandemia, para el 2050 más del 85 por ciento de la población del mundo tendrá sobrepeso u obesidad, la expectativa de vida de la generación que inicia en este momento su vida será menor que la de sus propios padres. Es la primera vez que se ven chicos de 12 años con colesterol, e hipertensión a los 14”, asegura Máximo Ravenna, especialista en trastornos alimenticios.
Mientras la escasez de alimentos básicos no es un problema en Argentina, el exceso de peso es el frente de batalla donde la lucha apenas comienza. Según datos oficiales, uno de cada diez niños menores de seis años tiene una masa corporal superior a la que le corresponde.
Las golosinas, el enemigo a vencer
Karla, una bonaerense de 12 años, comenzó a ser tratada por obesidad hace dos años, cuando con una estatura de un metro y medio pesaba casi 70 kilos. Gracias a un tratamiento especial, Karla ya puede mirar tranquilamente la báscula. Pero para ello tuvo que vencer a su enemigo más poderoso: las tiendas de golosinas.
Para muchos nutriólogos, la mayor amenaza a la salud y una de las principales causas de la obesidad infantil junto a las cadenas de comida rápida son los dulces y botanas que se venden por doquier.
En los últimos años algunas grandes tabacaleras, ante las restricciones para el consumo de cigarrillos, migraron al ámbito alimenticio. Y hay quien sostiene que buscan generar con la comida el mismo tipo de adicción que con los cigarillos.
“Al ver perdido el negocio del tabaco, porque su disminución fue drástica, voltearon hacia la industria alimentaria. Utilizan ingeniería de alimentos y colocan sustancias dentro de los productos para que sean crujientes, tengan un color especial y un tremendo sabor al paladar, lo que hace que se quiera ingerirlos innecesariamente”, afirma Ravenna.
La cantidad de menores que sucumbía a la tentación de la comida 'basura' impulsó a las autoridades sanitarias argentinas a tomar medidas urgentes.
A fines del 2011 se consensuó un programa con los gobiernos regionales para acordar diagnósticos y tratamientos. Y uno de los principales blancos del ataque son los hábitos de compra de alimentos en las escuelas.
“Trabajamos en especial en la escuela en un aspecto que son los llamados 'kioscos saludables', donde lo que se intenta es reemplazar una alimentación rica en hidratos de carbono o azúcares por una alimentación más variada, lo que llamamos alimentos saludables, frutas o determinados cereales, con más fibra”, detalla Ana María Speranza, directora Nacional de Maternidad e Infancia.