EE. UU. podría aprovechar las oficinas de la CIA que permanecerán en territorio afgano e iraquí para realizar espionaje y preparar operativos especiales contra Irán. De eso avisa un experto en la política militar, el fundador del proyecto ‘Guerrero azteca por la paz’ Fernando Suárez del Solar.
La hipótesis del politólogo se encuadra dentro de la información difundida por el periódico 'The Washington Post' acerca de los planes de conservar las misiones de la agencia en Kabul y Bagdad tras la salida de las tropas estadounidenses de ambos países. Según fuentes del rotativo, la CIA va a realizar en ambos países un amplio trabajo secreto para defender los intereses de EE. UU. y lo ejercerá durante un plazo considerable.
El proceso de la salida de los militares obliga al servicio secreto a centrar su actividad en un espionaje tradicional, más que en los operativos especiales de los comandos, pero esos se realizarán también de vez en cuando, aseguran los periodistas norteamericanos. La misión principal será el monitoreo de los cambios en los gobiernos que, según suponen los expertos, cada vez podrán ser más antagonistas respecto a Occidente.
Suárez del Solar amplía esta tarea: “Van a tener allí a personal cualificado para tener un control sobre el gobierno a nivel político y a nivel militar. Y así aparentemente contrarrestar a la insurgencia y a los talibanes en el aspecto del terrorismo”. Pero también, agrega, para “tener el control del flujo petrolero y más de los problemas que están suscitando en Siria”.
Así, a su juicio, “el afán imperialista y de control de Estados Unidos en Medio Oriente se está manifestando” en la decisión sobre la permanencia de las oficinas de la CIA en sus emplazamientos actuales. “Van a venir siendo como fue en Irak en la época de Sadam Hussein, ya que a Sadam Hussein lo puso Estados Unidos, lo controló y posteriormente Hussein se rebeló contra Estados Unidos y por eso vino la Guerra de Irak”, afirma Suárez.
Más allá de los países que se declaran aliados de Washington, el politólogo pronostica cierto interés de las oficinas en Kabul y Bagdad hacia los asuntos de Irán: “el arroz negro en la sopa” para EE. UU., según Suárez. “Los dos países controlados —advierte— van a tener una presión más fuerte sobre Irán, Siria y Egipto”.