La administración de Estados Unidos escogió un modo controvertido de deshacerse de la 'incomodidad' de los presos de Guantánamo: los está trasladando a otros países como Afganistán, Arabia Saudita, Pakistán, Yemen, España y Dinamarca. Sin embargo, no puede garantizar que los detenidos de Guantánamo no vayan a volver a su "actividad terrorista" al ser liberados de esta prisión y transferidos a otros países, admite un reciente informe del Congreso estadounidense.
El informe del Congreso
Cuando se inauguró, poco después de los atentados del 11-S, la prisión contaba con 779 presos, 600 de los cuales fueron trasladados a otros centros de detención. Un 27% estaban involucrados en actividades terroristas o estaban bajo sospecha.
El Congreso recomendó a la administración de Obama estudiar detenidamente la reincidencia entre los liberados y presentar un análisis de si los países donde los enviaron o van a enviar son capaces de recibirlos. Ahora la cuestión es particularmente aguda en vistas de un futuro traslado de cinco talibanes a Qatar, posibilidad que está siendo considerada por la Casa Blanca. Esta iniciativa generó una reacción negativa en el Congreso.
El activista de la organización no gubernamental ‘Vamos Unidos USA’, Juan José Gutiérrez, cuestiona el propio planteamiento del tema de las cárceles secretas y clandestinas en esta época. “La razón por la que surge este estudio republicano en este momento es básicamente para forzar al presidente a desistir de la liberación de estos talibanes”, dice el experto. “Estamos en plena campaña presidencial (…) y los republicanos quieren apuntarse puntos políticos favorables a su causa y desbancar al presidente Barack Obama, mientras que él siente toda la presión de no haber cumplido su promesa como candidato a la presidencia de cerrar la cárcel”.
“Sin mucha duda —advierte Gutiérrez— Guantánamo no se va a cerrar antes de que se hayan efectuado las elecciones del próximo noviembre”. Recuerda también que “de hecho existen prisiones clandestinas en muchas partes del mundo, donde EE. UU. está operando: en Medio Oriente, en Asia, inclusive en Europa”.
Fuente permanente de críticas
La prisión de Guantánamo, abierta hace 10 años en una base naval que EE. UU. tiene en la bahía cubana del mismo nombre. Desde entonces no paró de generar críticas, tanto de defensores de derechos humanos como de la sociedad en general, por las pésimas condiciones de detención de los prisioneros.
El presidente que inauguró la cárcel, George W. Bush, expresó en diversas ocasiones durante 2008 "su deseo de cerrar Guantánamo", al tiempo que adujo razones "legales y prácticas" a la hora de justificar la permanencia de la prisión. En ese sentido enumeró los procesos que no habían concluido o que estaban pendientes, así como la negativa de muchos países a aceptar la repatriación de los detenidos. Hace cuatro años, el cierre de la famosa cárcel estadounidense parecía cercano, tras las promesas preelectorales de Barack Obama: "Guantánamo se cerrará dentro de un año o menos, contando desde ahora".
Ahora, en plena campaña electoral, los demócratas están acusando a los republicanos de generar tensión respecto al tema con objetivos políticos, negando muchos datos del informe. Afirmaron que las cifras son mucho más bajas de las presentadas y que el documento subestimó los riesgos que el país corre al mantener a presuntos terroristas en Guantánamo sin juzgarlos.