Congreso de EE. UU. da luz verde para actualizar la bomba anti-búnker

El Pentágono ha obtenido los fondos necesarios para aumentar la capacidad de la bomba de penetración profunda. Así podría alcanzar los centros nucleares subterráneos de Irán.

El Pentágono ha obtenido los fondos necesarios para aumentar la capacidad de la bomba de penetración profunda. Así podría alcanzar los centros nucleares subterráneos de Irán.

El Congreso de EE. UU. ha aprobado la asignación de los 81,6 millones de dólares, solicitados por el Departamento de Defensa.

Los fondos se desviarán de los programas considerados menos importantes, según la portavoz del Pentágono, la teniente coronel Elizabeth Robbins, quien considera que “era una solicitud urgente”.

Se trata de la bomba GBU-57, diseñada para penetrar fortificaciones subterráneas.  Tiene un peso de 14.000 kg y es capaz de alcanzar una profundidad de hasta 70 metros antes de explotar. Fordow, la planta de enriquecimiento de uranio iraní, se ubica al menos a 70 metros bajo tierra.

El pasado 9 de enero Irán anunció el comienzo del enriquecimiento de uranio en la planta subterránea de Fordow, que se encuentra a tal profundidad que es inalcanzable para los misiles actuales.

El Pentágono ha gastado cerca de 330 millones de dólares para producir una veintena de bombas anti-búnker, construidas por la corporación Boeing.

En septiembre pasado la Fuerza Aérea de EE. UU.  recibió las primeras unidades de este tipo y ha mostrado su disposición a realizar nuevas compras en 2013, tras ajustes y pruebas adicionales.  

Prisas

Aunque de momento Washington no confirma que los planes para mejorar esta bomba estén relacionados con el programa iraní de enriquecimiento de uranio, su aliado, Israel, sí ha advertido que muy pronto el programa persa alcanzaría el punto de invulnerabilidad.

Según una investigación difundida en la prensa, EE. UU. vendió en 2009 -en secreto- a Israel, 55 bombas de penetración profunda apodadas “rompedoras de búnkeres”. Se trata de las GBU-28, una versión previa y menos efectiva.

Mientras que se intensifica la presión internacional sobre Irán, que ya ha desembocado en una serie de sanciones, se está incrementando también la presencia militar de EE. UU. y Reino Unido en el Golfo Pérsico.

El detonante de estos movimientos, es la acusación de Occidente a Irán de estar desarrollando armas nucleares, lo que Teherán niega de forma reiterada y mediante diversos canales, declarando que necesita desarrollar su programa nuclear para fines energéticos de carácter civil.