Hace exactamente un año iniciaron los disturbios en Libia que cambiarían violentamente todo el país. Durante 8 meses, el país norafricano estuvo sumergido en una guerra civil que terminó con el derrocamiento y asesinato de ex líder Muammar Gaddafi y el establecimiento de un nuevo régimen político. Pero, ¿dónde está la democracia que tanto anhelaban los libios?
El inicio
Libia se dividió en dos: una, a favor del régimen y con prevalencia en la capital Trípoli, y otra rebelde, cuyo bastión estaba en Bengasi. El divisionismo fue alentado por los antiguos conflictos existentes en las distintas regiones del país, así como por la violencia con la que se reprimió a los manifestantes contra el régimen de Gaddafi, hecho ampliamente reconocido por la ONU.
Para el 26 de febrero del 2011, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó sanciones contra altos funcionarios libios. A su vez, en Bengasi fue creado el Consejo Nacional de Transición, el principal organismo opositor, que el 5 de marzo se autoproclamaría como el único poder legítimo en el país.
La guerra
Este suceso casi coincidió con el inicio de una verdadera guerra civil. El Ejército tuvo una superioridad obvia, porque estaba equipado con el más moderno arsenal militar, así como de tanques y aviones.
Fue precisamente el uso de aeronaves en las operaciones contra la oposición libia lo que inspiró el proyecto de una nueva resolución del Consejo de Seguridad. El documento impuso una zona de exclusión aérea en territorio libio y a pesar de ser aprobado, Rusia, China y otros tres miembros del consejo se abstuvieron.
El mandato del Consejo para la creación de esta zona no fue respetado, según las autoridades rusas. “Los países de Occidente violaron de manera burda la resolución del Consejo al apoyar a una de las partes en la guerra civil que se cobró la vida de miles de libios”, declaró el ministro de exteriores ruso, Serguéi Lavrov.
Rusia afirmó que la OTAN, que debía asegurarse de que no hubiera aeronaves surcando los cielos de Libia, de hecho entró en el conflicto y respaldó con su fuerza aérea a los rebeldes en todas sus ofensivas, las que finalmente terminaron en la muerte de Gaddafi y dándoles el control del país.
Además, funcionarios rusos pidieron una investigación minuciosa de las acciones de la OTAN en Libia, ya que, según el viceministro ruso de Asuntos Exteriores, Guennadi Gatílov, Rusia tenía datos del número de víctimas entre los civiles libios provocadas por los bombardeos de la Alianza y "su cantidad es bastante grande".
Libia hoy
Pese al término de la guerra, el CNT, ahora ascendido a poder oficial, todavía no ha logrado conformar un régimen que satisfaga a sus ciudadanos. El país, según los expertos, sigue estando dividido y muchos respaldan aún al régimen de su ex líder muerto.
Además, a pesar del cambio de poder, los antiguos integrantes de las fuerzas rebeldes aún están en armas contra el gobierno actual. Así, a finales de enero de este año, el vicepresidente del CNT, Abdel Hafiz Ghoga, se vió obligado a renunciar a su cargo tras una serie de protestas multitudinarias en Bengasi.
“Ellos (CNT) no respetan a los que dieron su vida por la libertad de Libia”, explicaron los manifestantes. “No queremos cambiar de un dictador a otro". La mayoría de los activistas exigen transparentar las decisiones del nuevo gobierno, que según ellos actúa de una manera que no puede ser llamada democrática.
El activista político y bloguero libio Carles Masip dio las siguientes razones de estas exigencias: "El Consejo Nacional de Transición no es capaz de hacer nada por sí mismo, porque es un organismo que ha sido generado, potenciado, aliado y dirigido por el imperialismo occidental, por la OTAN".
Y Patrick Hayes, corresponsal de la revista Spiked, concluyó en una entrevista con RT que “la democracia no se implanta a través de bombardeos, sino mediante la lucha de ideas”.