Mientras que muchos esperan que se cumpla este año la profecía maya del fin del mundo, el famoso científico inglés Isaac Newton (1642-1727) lo fijó para un momento algo más lejano: el año 2060. Este interesante dato y otros muchos se revelan en los archivos del científico que acaban de ser abiertos al público por la Biblioteca Nacional de Israel.
Ahora un total de 7.500 páginas manuscritas de archivos digitalizados pueden ser consultadas libremente on-line. Este es el resultado de un proyecto de la Universidad de Cambridge iniciado en 1983, según el cual los escritos de Newton, llegados a esta universidad por decisión de sus descendientes 150 años después de su muerte, empezaron a ser analizados y descifrados por una comisión de expertos.
La mayoría de los trabajos de Newton no estaban dedicados a lo que en la actualidad se considera la ciencia pura, sino a la teología y el misticismo. Al analizar detenidamente los textos de las Escrituras, el científico llegó a la conclusión que la civilización humana perecerá en 2060.
Fue en el libro de Daniel (Antiguo Testamento) donde Newton encontró las indicaciones correspondientes. El libro decía que debían pasar 1.260 años entre la refundación del Santo Imperio Romano por Carlomagno, ocurrida en el año 800, y el Apocalipsis, una suma que da como resultado el año 2060 después de Cristo.
En su época, Isaac Newton transformó la física, las matemáticas y la astronomía, formulando la ley de gravedad universal y las tres leyes de la dinámica (inercia, interacción y acción-reacción) que llevan su nombre. Pero también, al no establecer nuestra actual distinción entre las ciencias naturales y el racionalismo por un lado, y la teología, el misticismo y la fe por el otro, estudiaba apasionadamente la Biblia, convencido de que en los textos sagrados se ocultan las soluciones de todos los secretos del Universo.