Ocho personas han muerto y decenas resultaron heridas en Afganistán, cuando la policía abrió fuego para dispersar a los manifestantes que por segundo día consecutivo protestaban contra la profanación del Corán realizada por soldados estadounidenses.
Aunque el Pentágono se disculpó por lo sucedido, el conflicto ha seguido creciendo. Miles de indignados en diferentes partes del país gritan la consigna “Que muera EE. UU, la OTAN y Karzai” y demandan la pena capital para los culpables. Además han atacado edificios de la administración y bloquean las arterias de comunicación.
La Embajada de EE. UU. en la capital del país ha introducido el régimen de protección intensiva, y los funcionarios no pueden salir de su territorio.
El lunes pasado en la base de Bagram decenas de libros sagrados, incluidos algunos ejemplares del Corán, confiscados en una cárcel cercana, fueron quemados. Según la versión del Pentágono, los presos usaron los libros para pasarse notas.