El presidente estadounidense, Barack Obama, anuncia que intentará reducir los impuestos a las empresas del 35% al 28% y busca una tasa efectiva más baja para los productores. A cambio, el Gobierno pretende eliminar ciertas ‘lagunas’ fiscales y algunos subsidios a empresas petroleras y de seguros.
El impuesto corporativo de EE. UU. es de los más altos del mundo, lo que no favorece al clima inversionista del país, según el mandatario demócrata norteamericano.
En respuesta a las críticas de los republicanos y los problemas de la economía, en su discurso anual ante el Congreso, Obama propuso también elevar los impuestos a la clase más adinerada y mantener las tasas actuales para personas con ingresos de hasta 200.000 dólares anuales.
Sin embargo, hay quienes dudan de la eficacia de estas promesas ya que “más parecen ser parte de la campaña preelectoral que una forma responsable de solventar el déficit”, de acuerdo con el profesor de Derecho Económico de la Universidad Internacional de Florida, José Gabilondo.