La tigresa que hace un año recibió el collar con el transmisor de manos del primer ministro ruso, Vladímir Putin, tuvo un cachorro y se encuentra en buen estado de salud.
El jefe del Gobierno ruso encontró el animal durante su visita al Extremo Oriente de Rusia en agosto de 2008. Putin se interesó por las investigaciones de tigres del bosque vedado del distrito Ussuriiski. Los investigadores le mostraron una tigresa de cinco años caída en un cepo. Putin le puso a la tigresa un collar eléctrico con un transmisor para que el movimiento del animal pueda ser controlado por los investigadores. Luego, en el sitio web del primer ministro, apareció una página especial donde cada visitante podía seguir los movimientos de la tigresa.
Sin embargo, el collar electrónico con el transmisor dejó de emitir su señal de localización desde septiembre y los periodistas comenzaron a hacer diferentes conjeturas sobre el destino del animal. No obstante, no había nada de qué preocuparse: según el portavoz de Putin, Dmitri Pescov, recientemente los científicos le cambiaron el collar a la tigresa porque las baterías del viejo dejaron de funcionar. Pescov añadió que los científicos pudieron también poner un collar semejante al cachorro de la tigresa.