Tras superar su profunda crisis diplomática, Bolivia y EE. UU. han concertado pasos concretos en su lucha común contra el narcotráfico en un primer encuentro de alto nivel de comisiones intergubernamentales.
De esta forma Washington estaría tratando de suavizar su fracasada política invasiva en América Latina, incluso en la esfera antidroga, respetando en mayor grado la soberanía de los estados hispanos, estiman algunos expertos.
Según la cancillería boliviana, como resultado de la visita de la delegación estadounidense se firmarán convenios sobre salud, comercio y, en especial, nuevos acuerdos anti-narco que desarrollarán el primer acuerdo contra la lucha contra la cocaína firmado el pasado mes de enero entre Bolivia, EE. UU. y Brasil.
Este acuerdo marca un punto de inflexión en la mejora de la relaciones entre Bolivia y EE. UU., que fueron interrumpidas en 2008 tras la expulsión mutua de embajadores, después de lo cual el presidente boliviano, Evo Morales, denunció el carácter invasivo de las políticas de Washington en el país latino.
El convenio establece un nuevo mecanismo de control de cultivos ilegales de planta de coca, de la que se obtiene la cocaína, que será llevado a la práctica en Bolivia por el organismo internacional de la ONU con apoyo técnico y científico de EE. UU.
El hecho de que el nuevo sistema de la lucha antidroga “no tiene a EE.UU. como único protagonista” significa dos cosas para el periodista Boris Miranda: primero que la antigua política antidroga de Washington en América Latina "ha fracasado" y, en segundo lugar, que ahora EE. UU. actúa “respetando un poco más la soberanía de los estado sudamericanos sin un nivel de injerencia tan fuerte” como en anteriores décadas.
En el marco de la lucha antidroga, los especialistas indican que hay que disminuir y, en última instancia, liquidar los mercados del consumo de drogas, que lídera Estados Unidos en lo que se refiere a demanda de cocaína. De acuerdo con el último informe de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes de la ONU, EE. UU. es el mercado más grande del mundo con casi 160 toneladas de droga consumida en 2010, lo que equivale al 36% del consumo total mundial.