"No queremos que se repita en Siria algo semejante a lo que pasó en Libia", así lo ha afirmado el primer ministro de Rusia, Vladímir Putin en una entrevista concedida a periodistas extranjeros en la que, además de cuestiones sobre el conflicto en Siria, respondió a una serie de preguntas sobre la crisis mundial o la situación en Irán. A continuación, le presentamos la transcripción de los puntos principales de la entrevista.
-Una pregunta referente a la situación en Siria. Sé que no está satisfecho con la forma en que Reino Unido y EE. UU. tratan de solucionar el problema sirio. Me parece que la gente, al ver lo qué está pasando en Siria, piensa que la crisis en este país es, en esencia, un problema ruso. Rusia mantiene relaciones diplomáticas con Damasco, Siria compra armas rusas. En los últimos años han muerto centenares o posiblemente miles personas… Mi pregunta es la siguiente: a su juicio, ¿cómo cree que podría ponerse fin a la violencia en Siria?
- Usted ha dicho que la gente mira lo que está pasando en Siria… La gente percibe los acontecimientos tal como los describe usted, o tal como lo muestra la televisión. Creo que pocas personas pueden llegar a Siria y ver lo que realmente está pasando allí. A diferencia de los ciudadanos, nosotros intentamos regirnos no por lo que muestran o escriben ustedes, sino por lo que realmente está pasando allí. ¿Y qué es lo que está pasando allí en realidad? Allí, de hecho existe un conflicto civil armado y nuestro objetivo no es el de ayudar a una de las partes del conflicto, a las autoridades de Siria o a la oposición armada, sino el de lograr una reconciliación a nivel nacional. No queremos que se repita algo semejante a lo que pasó en Libia. Seguramente ha visto las imágenes del ensañamiento medieval con Gaddafi. Seguramente ha escrito mucho sobre lo malo que pasaba en este país y, en realidad, en este país pasaban muchas cosas malas. El régimen gobernante era algo loco y estaba lejos de ser un gobierno moderno. ¿Sabe usted lo que pasó en Sirte cuando los rebeldes tomaron esta ciudad? ¿Sabe usted que allí violaron a mujeres, violaron en masa. Mataban a hombres y a niños… ¿Escribió algo sobre ello? Creo que se escribió poco sobre ello, dígame la verdad. Los medios de difusión internacionales prefirieron hacer caso omiso sobre ello. O quizá lo mencionaron de pasada. No queremos que pase algo parecido. Queremos que en Siria se logre un acuerdo sobre una conciliación de las partes del conflicto, que logren un consenso y dejen de matarse unos a otros.
Usted ha mencionado la venta de armas rusas a Siria. No sé cuántas armas vendemos a Siria, pero creo que Rusia no tiene más intereses comerciales en Siria que los que tiene Reino Unido o cualquier otro país europeo. Y aún le diré más: cuando Assad asumió la presidencia, los primeros países que visitó fueron Francia, Reino Unido y otros países europeos. Si no me equivoco llegó a Moscú pasados unos tres años desde que asumió el mandato presidencial. No tenemos relaciones especiales algunas con Siria, pero sí que tenemos una posición de principios sobre cómo han de resolverse los conflictos de esta índole. No intervenimos allí abogando por los intereses de una de las partes… Nuestro principio de actuación es el de no alentar a una parte del conflicto, sino hacer que ambas se sienten a la mesa de negociaciones y acuerden, en condiciones mutuamente ventajosas, cesar el fuego para que no haya más víctimas humanas, para después pasar a los procedimientos políticos, a las reformas políticas que sean aceptables para todas las partes del conflicto y el conflicto no acabe en un atolladero, en el que una parte elimine físicamente a la otra. En caso contrario, nosotros seremos los responsables por la eliminación de una de las partes. ¿Por qué hemos votado en la ONU, junto con China, en contra de la resolución sobre Siria propuesta por nuestros socios? He leído el proyecto de aquella resolución. Decía que hay que retirar todas las fuerzas armadas del Gobierno sirio de las ciudades en las que están emplazadas. Pero si insistimos en que el Gobierno retire sus tropas, habrá que insistir en que la oposición armada también retire las suyas. En caso contrario resultaría que Assad retiraría las tropas gubernamentales y estas ciudades en seguida serían ocupadas por fuerzas armadas de la oposición. ¿Acaso eso sería un enfoque adecuado?
- Respecto a Irán, allá no hay un conflicto interno, pero ¿qué amenaza cree que representa Irán para Israel?
- Por desgracia, se trata de una región volátil. Ya escuchamos unas declaraciones bélicas, y nosotros no apoyamos ningunas declaraciones bélicas. Al mismo tiempo que mantenemos contacto directo con nuestros socios iraníes, siempre hemos condenado las declaraciones anti-israelíes. Y no hemos cambiado nuestra posición respecto a este asunto. No obstante, al mismo tiempo consideramos correcto permitir que Irán siga desarrollando su programa nuclear con fines pacíficos, por supuesto bajo un control total del OIEA.
- En caso de que Irán sea atacado, ¿cuál será la reacción de Rusia?
- Durante los últimos 10 años, Rusia se encuentra en una situación única, no hay ni un soldado ruso en el extranjero, excepto aquellos que participan en algunas operaciones de mantenimiento de la paz de acuerdo a la decisión de la ONU. Sin ninguna exageración, llevamos a cabo una política pacífica. Nos gustaría que en el mundo recurriera a la fuerza lo menos posible para resolver los conflictos.
El uso de la fuerza tiene un gran impacto negativo en las relaciones internacionales y además incentiva el desarrollo de armamento, incluyendo el deseo de algunos países de poseer armas nucleares, porque lo que ven como una forma eficaz para proteger su soberanía y sus derechos legales.
Vamos a tratar de hacer todo lo posible para evitar el conflicto militar tanto en Irán como en los países vecinos.
- ¿Cree usted que el llamado ‘reinicio’ de las relaciones [con EE. UU.] ha cumplido las expectativas? ¿Se trató de un simple eslogan o de una política concreta?
- No aportó nada en asuntos tan controvertidos como la Defensa Antismisil pero, sin embargo, nos resultó útil, ya que partiendo de esta nueva oleada de deseos de llegar a un acuerdo sobre Defensa Antismisil y de confianza mutua pudimos acordar el nuevo tratado de reducción de armas estratégicas ofensivas. Pudimos firmar un acuerdo sobre la colaboración en programas pacíficos nucleares y sobre la adhesión de Rusia a la Organización Mundial de Comercio (OMC) contando con el apoyo directo de EE. UU. Son resultados reales de la política de ‘reinicio’.
La cosa consiste en que cuando una de las partes quiere alcanzar una invulnerabilidad total altera el equilibrio estratégico en el mundo. Lo consideramos sumamente peligroso. Fue el equilibrio estratégico lo que nos ayudó durante un largo período de tiempo, después de la Segunda Guerra Mundial, a evitar grandes conflictos globales. En cuanto una de las partes se ilusiona con la idea de que es invulnerable ante un contraataque de la otra parte, enseguida surge una gran cantidad de conflictos y comportamientos agresivos, y no porque Estados Unidos sea un país agresivo de por sí, sino porque así es la vida.
- Respecto al desarrollo económico, ¿no cree usted que en los ocho años de su presidencia se ha logrado un importante progreso, pero que en los últimos cuatro años Rusia ha perdido algo de empuje en la economía o en su posición internacional, razón por la que usted ha decidido volver a asumir la presidencia del país, sustituyendo al señor Medvédev?
- No lo creo así, y más aún quisiera decirles lo siguiente… Efectivamente, el ritmo del desarrollo económico en Rusia se ha entorpecido. Pero ¿de qué años estamos hablando? De los años de la crisis. Algunos de nuestros socios europeos ni siquiera pudieron acercarse a los resultados que logró Rusia. Más aún, en los años de la crisis nos hemos fortalecido, al menos en nuestra estructura. En el año 2011 los índices medios de desarrollo económico de Rusia fueron los mejores en el mundo entero. ¡El incremento de PIB alcanzó un 4,3%! Es el tercer resultado en el mundo, después de China y de la India. La producción industrial creció en un 4,7%. Es el cuarto resultado en el mundo, después de China, la India y Alemania. Sí que tenemos un alto nivel de inflación pero es el nivel más bajo en toda la historia de Rusia postsoviética, el más bajo en los últimos 20 años. Se ha situado en un nivel del 6%. Tenemos una deuda mínima. Si la media de la deuda europea llega al 90-95% y sigue creciendo -si no me equivoco ha llegado ya a casi 100%-, nuestra deuda ronda el 10% y de este 10%, el 2,4% se corresponde a la deuda exterior. Al mismo ocupamos el tercer lugar del mundo en cuanto a las reservas de divisas y oro: 500.000 millones de dólares. Más de 500 billones de dólares. Y, todo sea dicho, casi hemos recuperado nuestras reservas de divisas y oro existentes antes de la crisis. Hemos mantenido dos fondos de reserva: el Fondo de Bienestar Nacional, del que se asignan sumas al Fondo de Pensiones, si es deficitario, y el Fondo de Reserva Gubernamental. Y no sólo hemos no nos hemos ‘comido’ estos fondos en los años de la crisis, sino que hemos empezado a aumentarlos. El año pasado registró un crecimiento.
Al mismo tiempo, tenemos en cuenta la política macroeconómica. El año pasado de todos los ingresos adicionales en el presupuesto dedicamos sólo un 10% al consumo y el resto a los fondos de reserva. Tenemos también una desventaja. El año pasado tuvimos solo un ligero aumento de los ingresos de la población. Esto tiene que ver, claro está, con las consecuencias de la crisis. No obstante, también hubo un crecimiento: los ingresos de la población aumentaron en 1%. Mientras los países europeos hacen los recortes de las pensiones y aumentan la edad de jubilación, nosotros, en primer lugar, no aumentamos la edad, las mujeres en nuestro país se retiran a los 55 años y los hombres a los 60. El 30% de nuestros jubilados se han retirado antes de lo previsto. Y el año antepasado de una vez aumentamos la pensión en un 45%.
Hay otro momento también muy importante, que también está de actualidad en Europa, que es la demografía. En todos los países europeos se observa una situación demográfica muy complicada. En Rusia a pesar de la crisis tenemos la mejor tasa de natalidad de los últimos 19 años.
- En su campaña presidencial Usted aspira a convertir a Rusia en una de las 5 economías más grandes del mundo, ya que ahora ocupan sólo 9 o 10 puesto. ¿Qué medidas piensa tomar para lograrlo?
- Sobre todo tenemos que garantizar un rápido crecimiento económico. Además hay que mejorar el clima de inversión y atraer a los inversores, incluso extranjeros. Tenemos muchas cosas que hacer en este aspecto y lo sabemos, tenemos que seguir avanzando. Tenemos un programa especial que elaboramos junto con la comunidad de los negocios.
Tenemos que ajustar el sistema fiscal para diversificar la actividad económica, que depende, sobre todo, del sector del gas y del petróleo, para tener una economía innovadora
Pero tenemos un índice positivo. De los ingresos adicionales que recibimos el año pasado una mayor parte provenía no del sector del petróleo y del gas, sino de otros. En general, nuestros esfuerzos ya han dado unos resultados positivos.
- Si echa la mirada hacia atrás, a estos 12 años en el poder, ¿cree que ha cometido algunos errores? ¿Quizás hay algo que le gustaría cambiar, si pudiera hacerlo?
- Si Usted quiere preguntar si cometí algún error grave y si me gustaría corregirlo, creo que no cometí errores graves. Respecto a la crisis, por ejemplo, tal vez habríamos tenido que tomar algunas medidas más concretas, más estrictas y más sistemáticas.
Así, por ejemplo, hemos desarrollado un sistema de garantías de préstamos para empresas del sector real, una medida que no produjo los resultados esperados.
Hoy en día el problema principal es que todavía se observan grandes diferencias sociales y que una parte significativa de la sociedad vive bajo el umbral de la pobreza.
En la entrevista con Vladímir Putin han participado los directores de los medios de comunicación más importantes del mundo: Yoshibumi Wakamiya del periódico japonés 'The Asahi Shimbun', Sylvie Kauffmann del francés 'Le Monde', John Stackhouse del canadiense 'Globe and Mail', James Harding del británico 'The Times' y Gabor Steingart del alemán 'Handelsblatt'.