EE. UU. y Occidente tienen un gran interés en que se independice la zona de Cirenaica, en el oriente de Libia, debido a que se trata de una región muy rica en crudo. Así lo cree la analista internacional Laila Tajeldine, quien asegura que la división de Libia se promueve por ganancias petroleras.
Cirenaica se ubica entre la ciudad de Sirte y la frontera con Egipto, donde se concentran hasta el 66% de los yacimientos de petróleo libio. Según la experta, “hay que tener en cuenta de que esta zona tiene en su poder el 70% de la producción petrolera a nivel nacional”, por lo tanto es muy atractiva para los intereses específicamente de Occidente y "determinante para países como EE. UU. y Francia".
Tajeldine hace hincapié en que estos estados están llevando a cabo la misión de “la división del territorio y pueblo libio” para “concentrar más las ganancias petroleras a favor de ellos”.
Los numerosos conflictos étnicos empezaron a registrarse en Libia tras la caída del régimen de Muammar Gaddafi, después de unos nueve meses de guerra civil en la que participó también una coalición internacional bajo el mando de la OTAN que, en virtud de una resolución de la ONU, realizó bombardeos aéreos apoyando a las fuerzas opositoras.
La nueva Libia no quiere autonomías
Por otra parte, el presidente del Consejo Nacional de Transición (CNT) libio, Mustafa Abdul Jalil, amenazó este miércoles con usar la fuerza para impedir la desintegración del país, después de que Cirenaica declarara su autonomía regional.
"No estamos preparados para una división de Libia. Nos encontramos listos para disuadirles, incluso por la fuerza", lanzó la advertencia Jalil que anteriormente ya había calificado la nueva postura de Cirenaica como una "parte del complot extranjero".
El político hizo las declaraciones desde la ciudad de Misrata, a donde se trasladó para anunciar el fin de la redacción de una Carta nacional que, según él, servirá de modelo para la futura Constitución del país.
Cirenaica fue proclamada como semiautónoma tras un congreso regional al que acudieron al menos 2.000 personas. Esta zona pretende crear su propio parlamento y ministerios de finanzas, defensa y de petróleo, aunque las relaciones exteriores serían controladas desde Trípoli.