Un ataque de EE. UU. contra Irán sería mucho más potente que el que planea Israel, señaló el jefe del Pentágono, Leon Panetta.
“Si ellos (los israelíes) se deciden a atacar a Irán, el ataque hará su efecto. Pero creo que está claro que si EE. UU. lo hiciera, el efecto producido sería mucho más fuerte”, apuntó en una entrevista a National Journal.
Por su parte, el general teniente de las Fuerzas Aéreas de EE. UU., Herbert Carlisle, reveló qué arma podría acabar con las instalaciones nucleares de la República Islámica. Se trata de una bomba de 13,5 toneladas capaz de destruir los búnkers con paredes de hormigón de hasta 65 metros de grosor.
Carlisle, quien participó en una conferencia sobre los programas de defensa de EE. UU., explicó que esta bomba con un nivel tan alto de penetración empezó a suministrarse a las Fuerzas Aéreas desde hace un año. “La bomba de gran penetarción es una gran arma. Seguimos perfeccionándola. Es parte de nuestro arsenal y una posibilidad, si la necesitamos en esa clase de escenario. Si es necesario, la usaremos”, sostiene el jefe militar.
Las posturas de EE. UU. e Israel divergen en lo que se refiere a un ataque contra Irán. Según Washington, las medidas de presión económica y diplomática contra Teherán todavía no se han agotado y son suficientes para hacer que Teherán abandone su programa nuclear, que según Occidente, podría tener fines militares, una acusación que Teherán niega de forma reiterada y mediante diversos canales. Por su parte, Tel Aviv afirma que Irán ya “está a punto de crear una bomba atómica” y se reserva el derecho de realizar un ataque preventivo contra las instalaciones nucleares del país con el fin de defender su propio Estado de un peligro potencial.
Durante la reciente visita del primer ministro hebreo, Benjamín Netanyahu, a Washington, el político israelí reiteró su postura sobre el tema. Israel decidirá por su cuenta si ataca al país persa. Al mismo tiempo, solicitó que EE. UU. apruebe la venta de bombas antibúnker a Israel.