Gran Bretaña, que ya cuenta con una importante red de cámaras de vigilancia, podría convertirse en un verdadero 'estado orwelliano'. El gobierno británico busca aprobar una ley anti-terrorista que permitirá al Gran Hermano vigilar a los ciudadanos de forma permanente y que sea financiado por su propio bolsillo.
Si se concreta esta iniciativa promovida bajo la bandera antiterrorista, las autoridades podrán conocer a golpe de ratón todos los aspectos de la vida de los ciudadanos: los lugares que uno visite, todos los mensajes que envíe desde su teléfono móvil, sus desplazamientos, todo lo que diga, haga y hasta lo que escriba a través de su correo electrónico y mensajes de Facebook.
Toda la información quedará almacenada en los servidores de empresas proveedoras de servicio de banda ancha y telefonía móvil por espacio de un año. Aunque esto no abarcará las conversaciones telefónicas y los mensajes de voz, las autoridades podrán conocer igualmente con quién mantuvo una conversación, cuándo y desde qué lugar.
Los detractores de la idea, principalmente los defensores de los derechos ciudadanos en materia digital, señalan que la medida vulnera la privacidad y lleva a las personas a vivir en con miedo, atenazadas por un constante sentimiento de persecución.
Páguese el 'funeral' de su propia privacidad
Los defensores de los derechos civiles coinciden en señalar que esta ley representaría un cambio radical del concepto de privacidad conocido hasta ahora.
Para Jim Killock, director ejecutivo del Grupo de Derechos Abiertos, una organización de defensa de los derechos de autor, el problema del sistema reside en que "es invasivo". "Podría ser útil en cualquier campo, en la evasión de impuestos, en un divorcio o en los derechos de autor. El terrorismo y los crímenes graves son sólo dos ámbitos más en los que esta información podría ser usada", concluyó.
Por su parte, Nick Pickles, el director de la organización sin fines de lucro 'Big Brother Watch', considera que nos encontramos ante el primer paso del Gobierno para hacerse con el control de Internet. "El único lugar en el mundo que tiene este tipo de regulaciones es China. Yo lo siento, pero el Reino Unido no es China y la ley no debería ser adoptada tratándose de un país que reprime los derechos humanos", explicó él.
Asimismo, otro aspecto que genera malestar entre los británicos es lo costoso de la medida: cerca de mil millones de dólares que habrá de ser aportados por los mismos ciudadanos a través de sus impuestos, según estiman expertos en seguridad cibernética.
Garantizar seguridad y no morir en el intento
Este es el segundo intento del Gobierno Británico de instaurar una legislación que le permita espiar y seguir a sus ciudadanos. La primera fue propuesta en 2008 y no contó con el respaldo del Parlamento.
En esta ocasión el Gobierno esgrime que la medida resulta necesaria para garantizar la máxima seguridad posible durante los Juegos Olímpicos que se llevarán a cabo en Londres.
Bajo este mismo pretexto y para evitar supuestas amenazas terroristas, las autoridades británicas tienen previsto desplegar drones equipados con cámaras de vigilancia, buques de guerra anclados en el Támesis, helicópteros de ataque en régimen de espera y un ejército formado por 50.000 miembros de las fuerzas de seguridad.