La violencia en Siria amenaza la tolerancia religiosa de su sociedad
La violencia en Siria no solo ha dejado miles de víctimas, sino que comienza a dinamitar algunos pilares de la sociedad como la convivencia interreligiosa.
"Los cristianos y musulmanes solíamos vivir en paz. Ahora tenemos miedo de que la violencia provocada por un grupo de radicales destruya nuestra vida pacífica como pasó en Homs”, dicen los habitantes de la localidad de Maaloula, donde la mayoría de la población es cristiana.
Según la ONU, en tan solo unos días más de 2 mil cristianos se han visto forzados a cruzar la frontera del país.
El director de las Obras Misionales Pontificias en el Líbano, Paul Karam, asegura que muchas familias cristianas han huido de Siria ya por la violencia o la represión del gobierno.
Sin embargo, algunos analistas creen que el origen de esto es la llegada de radicales islamistas y miembros de Al-Qaeda, quienes son alentados por religiosos fundamentalistas procedentes de Arabia Saudita. Su objetivo es islamizar al país y hacer que la mayoría sunita domine Siria.
"Tenemos el ejemplo de Irak, donde la violencia sectaria ha sido catastrófica y nadie está hablando de eso en Siria, de los problemas potenciales que pueden hacer que este país se convierta en otro Irak", opinó la analista política Sara Marusek.
No obstante, diferentes integrantes de la oposición creen que la islamización del país no tiene cabida ya que no cuenta con suficiente respaldo. Aseguran que el gobierno está buscando atemorizar a la población para no realizar grandes cambios.
Desde hace más de cuatro décadas, el poder en Siria ha estado encabezado por la minoría islámica shiita-alauita, que representa a poco más de un 10% de la población. Bashar Al-Assad, al igual que su padre, recibió el apoyo de otras pequeñas etnias y comunidades religiosas como los cristianos, los drusos y los kurdos hasta crear uno de los pocos países de tolerancia religiosa en el mundo árabe.
En medio del ambiente de temor y caos algunos están seguros de que si no se pone freno a estos combates la 'caja de pandora' de un largo conflicto étnico-religioso podría abrirse.