Durante la reunión del Consejo de Seguridad, el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, ha reiterado el rechazo de su país a la adopción de medidas unilaterales para solucionar el conflicto sirio.
“Las exigencias precipitadas de cambio del régimen, las sanciones unilaterales destinadas a crear dificultades económicas y tensión social en el país, el estímulo de la oposición en la confrontación con el poder en lugar de apoyar el diálogo, los llamamientos a la lucha armada o aún la injerencia extranjera militar, todas estas son recetas arriesgadas de 'ingeniería geopolítica', que sólo provocan una escalada del conflicto”, dijo Lavrov.
Al mismo tiempo, Lavrov afirmó que Rusia está lista para “acordar la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Siria”.
"La tarea principal de la comunidad internacional es ayudar a convertir el periodo de la transformación en el mundo árabe en beneficios más que en pérdidas", añadió el canciller.
El ministro recalcó que "lo más importante es la realización de los cambios por medios pacíficos y democráticos con respeto a las libertades fundamentales y los derechos humanos, y los derechos de las minorías étnicas y religiosas, incluyendo a los cristianos".
Durante la misma reunión, los países del Occidente de nuevo condenaron las acciones del Gobierno sirio. A su condena unió su voz el secretario general de la ONU Ban Ki-moon, que declaró que el Ejército está usando “fuerza desproporcional” en ciertas localidades, situación que tachó de “vergonzosa”.
La secretaria norteamericana de Estado, Hillary Clinton, dijo por su parte que “ha llegado la hora” de que “todas las naciones”, incluidas -dijo- las que anteriormente “bloqueaban nuestros intentos” de “respaldar al enfoque humanitario y político propuesto por la Liga Árabe”.
El conflicto sirio es el punto principal en la agenda de la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU. Rusia, que sigue apostando por el diálogo entre el Gobierno y la oposición como única vía para lograr la paz, ya vetó junto con China dos proyectos de resolución sobre que condenaban sólo la violencia proveniente del poder sirio.
Los países occidentales insisten en que el gobierno del presidente Bashar al-Assad es el máximo responsable de la escalada de violencia que sufre el país y exigen su salida del poder. Hillary Clinton, por ejemplo, ha calificado a Bashar al-Assad de “criminal de guerra”.