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'No a las armas': Argentina avanza en la lucha contra los homicidios

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Argentina le dice no a las armas. Durante los cinco años que lleva una campaña de desarme civil voluntario, las autoridades han recogido 150 mil armas de fuego que estaban en manos de la población, salvando vidas inocentes. Sin embargo, a nivel regional, América Latina todavía encabeza las estadí
'No a las armas': Argentina avanza en la lucha contra los homicidios

Argentina le dice no a las armas. Durante los cinco años que lleva una campaña de desarme civil voluntario, las autoridades han recogido 150 mil armas de fuego que estaban en manos de la población, salvando vidas inocentes. Sin embargo, a nivel regional, América Latina todavía encabeza las estadísticas de homicidios.

Es un triste liderazgo. Latinoamérica es la región del planeta en la que se registra el mayor número de homicidios cometidos con armas de fuego. Aquí se concentra más del 40% del total mundial de este tipo de muertes, según datos de la ONU. La situación provoca una reacción en cadena llevando a la población a tomar medidas para proteger sus vidas.

Casualidad fatal

Un día de 2005, Cristian, un joven argentino que entonces tenía 17 años, preparaba un show en compañía de sus amigos, llevando como siempre su revolver en el bolso. Mientras recogían sus bombos y platillos, se puso a cargarlo descuidadamente delante de Jonathan, un amigo suyo de la misma edad. Un proyectil impactó en el estómago de Jonathan.

Ya en el hospital, los médicos lograron inicialmente detener el sangrado, pero luego de cinco meses de complicaciones y agonía, el chico falleció. Actualmente, para contribuir en lo posible a evitar que se repitan estos sucesos, su padre ha dejado su oficio para centrarse en el trabajo con jóvenes marginales.

Lejos de ser una excepción, el caso de Jonathan confirma una preocupante tendencia. Las autoridades estiman que, en vez de brindar mayor seguridad, los civiles armados causan accidentes que a menudo desembocan en muertes.

Armas en el hogar, un problema extra

"Tener un arma es un problema. Está comprobado estadísticamente. Cuando hay un enfrentamiento entre un delincuente y una persona que tiene un arma en un hogar, quien fallece es la persona del hogar porque no está acostumbrada a usar esa arma o porque esa arma está en mal estado", lamenta Julio Alak, el ministro de Justicia de Argentina.

Frente a esta realidad el Gobierno argentino promulgó en 2007 un plan de desarme voluntario que incluía la paulatina destrucción pública del arsenal acumulado. En total se lograron recoger 150 mil armas durante cinco años.

El plan era muy simple y tenía un incentivo económico que, según el calibre, podía llegar a los 140 dólares. Se podían entregar hasta 10 dispositivos por día en uno de los centros especiales y recibir el cheque correspondiente sin ningún tipo de identificación. Ni siquiera era necesario presentar el certificado de habilitación que se entrega a quienes aprueban el examen psicofísico necesario para poseer un arma.

Según los datos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Argentina ya tiene uno de los niveles de asesinatos más bajos de América Latina. Las autoridades están convencidas de que el proyecto ayudará a bajar aún más la tasa de violencia social.

"Dos tercios de los homicidios dolosos anuales se producen por conflictos interpersonales, por discusiones en la familia, entre marido y mujer, con los vecinos o con clientes. Estas discusiones, si no estuviera el arma en el hogar no terminarían en homicidio, quizás terminaría en una lesión o discusión fuerte, pero no en un homicidio", opina el ministro Alak.

Mejora paulatina

Pero no sólo el ejecutivo se muestra entusiasmado con esta iniciativa. Hay investigaciones independientes que también valoran positivamente sus resultados.

"De acuerdo con los estudios que realizamos para el Banco Interamericano de Desarrollo, esto habría permitido reducir sobre todo los suicidios con armas de fuego y los suicidios en general”, asegura el director de Asociación para las Políticas Públicas, Diego Fleitas.

"En algunos municipios, donde hubo un gran nivel de recolección de armas, pudimos observar también que hubo una caída en la cantidad de homicidios", agrega el investigador.

Pese a que esta medida puede considerarse exitosa, la cantidad de civiles armados sigue siendo alta. Algunas fuentes estiman que el arsenal entregado solo constituye una décima parte del que permanece en manos de la población.

Para un ciudadano común y corriente es difícil imaginar que el natural deseo de proteger la vida de sus seres queridos y la suya propia pueda conllevar un riesgo incluso mayor que las supuestas amenazas a su seguridad. Pero la cruda realidad dicta sus reglas haciendo que los dispositivos de defensa frecuentemente acaben convirtiéndose en un arma de doble filo.

El continente americano ahora está segundo después de África en cuanto a la tasa mundial de homicidios (31%) y el 74% de estos cometidos en América son por culpa de las armas del fuego. Entre los países con el nivel más alto de asesinatos figuran El Salvador, Honduras, Guatemala, Venezuela, Colombia, Brasil y México. Sin embargo los estados latinos no cierran sus ojos al problema y toman medidas concretas para reducir el flujo de las armas (frecuente procedente de EE. UU.), como en el caso de México, que recientemente lanzó la campaña '¡No más armas!'.

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