Parte de la supuesta correspondencia privada entre el presidente sirio Bashar al Assad y su esposa han salido a la luz. Publicados por el periódico británico The Guardian, los e-mails relatan, entre otras cosas, que el presidente sirio consultó a Irán sobre cómo contener las revueltas. No obstante, varios expertos consideran esta revelación como parte de la continua guerra mediática contra Al Assad.
Además, entre los más de 3.000 mensajes hay datos que afirman que el presidente sirio no se tomaba seriamente las reformas propuestas al pueblo, calificándolas de "absurdas", y que pasaba mucho tiempo en internet haciendo compras caras o descargando música.
Los mensajes, según asegura el periódico, fueron enviados entre junio de 2011 y febrero de 2012, y fueron pasados a los activistas por un agente anónimo cercano al presidente, lo que permitió leer mensajes hasta que la filtración fue descubierta.
Los medios, un rayo de esperanza para Occidente
Mientras que el periódico considera que son auténticos y al mismo tiempo reconoce que no ha sido posible verificar cada uno de los mensajes, la analista internacional Nagham Salman comentó a RT que estas publicaciones no tienen lógica y buscan desacreditar a Assad.
La experta explica que ningún líder político, incluso si le gusta bajarse canciones de internet o hacer compras, va a hacerlo por su cuenta, sino que "lo haría mediante sus ayudantes" y aun más, no discutiría asuntos importantes por las redes.
"Hoy se cumple un año de la revuelta siria. Después del fracaso de todos los intentos para que caiga este régimen, ese tipo de publicaciones buscan mostrar que Assad no es capaz de liderar el país", concluyó la experta.
Ante tal postura de Occidente, decenas de miles de sirios salieron a las calles de Damasco en la llamada 'Marcha global' para mostrar su apoyo al presidente Bashar al Assad en el primer aniversario del inicio de las revueltas antigubernamentales.
"Somos tus hombres, Bashar", fue uno de los lemas coreados por los asistentes que portaban banderas sirias e imágenes de Al Asad.