Las corporaciones mediáticas también intervienen en el conflicto sirio dando una visión que justifica la intervención militar por parte de los paíes occidentales, de acuerdo con las palabras de la analista política Susana Khalil.
Según un reciente informe del observatorio de Derechos Humanos (Human Rights Watch), la oposición siria también es responsable de violencia y torturas. Incluso la propia administración estadounidense ha tenido que reconocerlo. “Condenamos cualquier violación de los derechos humanos en todas sus formas, por cualquier grupo o parte del conflicto”, dijo el martes una portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland.
Pero en la misma conferencia de prensa, Nuland volvió a subrayar que la escala de la violencia por parte de las fuerzas gubernamentales es mucho mayor que la que ejercen los manifestantes y los grupos opositores.
Sin embargo, esta idea puede ser el resultado de la “especulación y manipulación” de los medios de comunicación, según la analista Khalil. “Vemos por ejemplo como Al Yazeera está exagerando extraordinariamente el caso de Siria como también lo hizo en el caso de Libia”, explica la experta. Además, ya se han revelado numerosos casos de vídeos falsos que atribuyen la violencia a las fuerzas del presidente Bashar al Assad.
“La idea es exagerar la demonización [de las fuerzas gubernamentales] para provocar la intervención”, sostiene Susana Khalil. No en vano, la mayor parte de los proyectos de resoluciones de la ONU sobre Siria dejan abierta la puerta a la posibilidad de emprender ataques militares desde el extranjero, lo que obligó a Rusia y a China a hacer uso de su derecho a veto en las votaciones.
Siria lleva un año soportando una serie de protestas antigubernamentales que han desembocado en los últimos meses en enfrentamientos sangrientos entre las fuerzas de seguridad y grupos armados de la oposición.
Según la ONU, las víctimas mortales del conflicto ya superan las 8.000 personas. Las autoridades sirias sostienen que más de 2.000 muertos son militares y miembros de las fuerzas de seguridad que perdieron la vida en combates contra milicianos que reciben armas y apoyo financiero desde el extranjero.