Las ventas de armas de fuego y municiones viven una época de apogeo en Estados Unidos, ya que las personas temen que después de las elecciones presidenciales de noviembre se impongan nuevas restricciones para su adquisición y también por la inseguridad debido a que la situación económica del país "no está cambiando".
Según medios locales, desde la llegada al poder del presidente Barack Obama en 2009, las armerías en todo el país incrementaron sus negocios a tal punto que muchas de ellas afrontan problemas para mantenerse al día con respecto a la demanda.
La compañía Southport, de Connecticut, es una de las que tuvo que suspender los nuevos pedidos, pues ya sobrepasa el millón de pedidos solo en los tres primeros meses del año, señala la prensa estadounidense. Según datos oficiales, solo en 2011, en EE. UU. se vendieron alrededor de 11 millones de armas.
Expertos de la industria y propietarios de tiendas de ventas de armas dicen que las elecciones presidenciales a celebrarse el próximo 6 de noviembre representan el principal factor que impulsó el aumento en las ventas.
Los compradores temen que la posible reelección de Obama signifique más regulaciones respecto a las armas de fuego. "Las personas están almacenando, porque no saben qué puede ocurrir", aseguran los expertos.