Tras cumplir una intensa agenda y recibir una cálida acogida, el papa Benedicto XVI concluyó su visita apostólica de tres días a Cuba, en la que dejó mensajes, unos de cal y otros de arena, para el Gobierno comunista que rige en la isla.
Entre otros temas, durante su despedida el Santo Padre en una alusión a la política aticubana de Washington, condenó las medidas económicas "impuestas desde fuera del país" y que pesan negativamente sobre la población."
Además, el Papa reclamó que ningún cubano se vea impedido por la limitación de sus libertades fundamentales y abogó por "cimentar una sociedad de amplios horizontes, renovada y reconciliada".
Antes de partir a Roma, Benedicto XVI protagonizó una intensa jornada marcada por una de las imágenes más esperadas de la visita: el encuentro con el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro.
En la reunión, el papa ha manifestado su alegría por la hermosa acogida que ha recibido del pueblo cubano, mientras que Castro le ha comentado que ha seguido a través de la televisión los actos que ha realizado en Sumo Pontífice durante su visita a la isla.