En la cumbre de la Liga Árabe, celebrada estos días en Bagdad y dedicada a la crisis siria, el secretario general del organismo, Nabil al Arabi, anunció que espera que la aceptación por parte de Damasco del plan de Kofi Annan esté acompañada de "un compromiso serio para un cese inmediato de la violencia". Entre tanto a la capital iraquí, donde recientemente se han escuchado fuertes explosiones, no han llegado todos los integrantes del organismo.
En este sentido, la escritora y analista independiente Conchetta Dellavernia opina que este evento "debería de servir de algo porque el Gobierno de Irak ha puesto mucho de su parte para que esto llegara a buen fin. Pero hemos visto que la mitad de los representantes de la Liga Árabe no ha acudido, con lo cual no parece ser que estén por la medida pacífica y de llegar a una solución como la que ha aceptado Siria y la que la ONU propuso", dijo a RT la experta.
"Esperamos que la aceptación de Siria de los seis puntos incluidos en la iniciativa de Kofi Anan esté acompañada de un compromiso serio para un cese inmediato de la violencia y de una respuesta a las aspiraciones del pueblo sirio", expresó este jueves Al Arabi durante la inauguración de la cumbre árabe en la capital iraquí.
Además, el alto representante de la Liga recordó que el organismo hace "grandes esfuerzos" para detener el derramamiento de sangre en Siria y las oportunidades dadas a este país para acabar con la violencia, "sin ningún resultado por el momento".
En la cumbre participó también el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, quien declaró que Damasco debe cumplir sus promesas ante la comunidad internacional y la oposición siria debe atender a las exhortaciones del enviado especial, Kofi Annan. "El mundo está esperando que los compromisos se traduzcan en hechos", dijo Ki-moon dirigiéndose con estas palabras al mandatario sirio.
Los disturbios y enfrentamientos entre los grupos armados de la oposición y el Ejército sirio comenzaron en marzo del año pasado. Las autoridades sirias afirman que estos grupos están financiados desde el exterior y que han asesinado a más de 2.000 militares y miembros de los servicios de seguridad de Siria. Según la ONU, el número total de víctimas en el país llega ya a las 9.000 personas.