Un grupo de legisladores rusos promovió un proyecto de ley que impondría multas por distribuir propaganda gay entre los menores. Paralelamente, activistas homosexuales de San Petersburgo protestan contra una ley local, que impone multas a la difusión de ‘propaganda de la homosexualidad’ y que entró en vigor este viernes.
El proyecto de la nueva ley fue presentado en la Duma Estatal (la Cámara Baja del Parlamento ruso) por los diputados de la ciudad de Novosibirsk, en Siberia. De ser aprobada, la norma impondría multas de hasta 5 mil rublos (unos 170 dólares) a los particulares y de 250 hasta 500 mil rublos (de unos 8 hasta 17 mil dólares) a las empresas que difundan propaganda gay entre menores de edad.
La iniciativa que refleja disposiciones existentes leyes locales que provocó la indignación de derechos humanos y activistas en defensa de los derechos de las minorías sexuales. Estos aseguran que la ley busca reprimir a la comunidad gay.
Una norma similar fue adoptada hace un mes por el Consejo Legislativo de la ciudad de San Petersburgo. Su entrada en vigor este viernes provocó la indignación de las asociaciones de defensa de los homosexuales de esta ciudad.
Madonna, un símbolo de los gays
La cantante Madonna, que siempre defendió los derechos de los gay de todo el mundo, prometió su apoyo a la comunidad gay de la citada ciudad rusa.
En febrero pasado, la 'Reina del Pop' había prometido "boicotear" a San Petersburgo si la polémica ley era aprobada. ¿Y qué pasó?
En un principio se especulaba con que la diva desistiera de dar su concierto previsto para agosto en la Capital Norteña de Rusia. Sin embargo, Madona eligió un otro camino: prometió "condenar" durante su gira artística a los diputados que votaron la norma, en lugar de renunciar al dinero que le proporcionará su gira rusa.
Esa actitud disgustó a los representantes de la comunidad gay de San Petersburgo, quienes plantean protestar durante los conciertos de la diva contra la "hipocresía de las estrellas".
Opiniones contradictorias
La ley de San Petersburgo, así como el proyecto de los diputados de Siberia, generaron opiniones diferentes y contradictorias en la sociedad rusa.
Así, el activista de la organización gay 'Coming out' de San Petersburgo, Ígor Kochetkov, declaró: "Siento vergüenza por los diputados del Consejo Legislativo que votaron a favor de esta ley. La ley de hoy contra los gays es el comienzo del fascismo. Las leyes contra los gays son solamente el comienzo, mañana diputados tales como nuestro Milónov (quien presentó el proyecto de la ley) irá por las otras minorías. Los que hoy aplauden 'la fiesta de los valores tradicionales', muy rápido y con sorpresa se descubrirán a sí mismos entre los prohibidos".
El primer ministro ruso, Vladímir Putin, en general ha defendido la tolerancia pero una vez criticó a los gay por no ayudar a frenar el declive de población rusa. En una ocasión, al hablar sobre la organización de una marcha gay, Putin enfatizó: "Mi actitud está vinculada a mis obligaciones de servicio y radica en el hecho de que uno de los mayores problemas en Rusia es el problema demográfico. Pero respeto, y voy a respetar, la libertad de la persona en todas sus manifestaciones."
Por su parte, Maksim Shevchenko, periodista y activista político ruso, señaló: "La propaganda homosexual en el mundo moderno es una cuestión política. Por eso, la lucha contra esta propaganda pública no es homofobia e intolerancia frente a los otros, sino contra su ofensiva política subrepticia, que se produce contra nosotros como personas que tienen género, raíces étnicas, intereses políticos, religiosidad, como personas en el sentido clásico de la palabra. La lucha contra la propaganda homosexual es la lucha contra los que dicen que van a difundir la homosexualidad para que dejemos de ser hombres, soldados, para que dejemos de amar a las mujeres y de mostrar hombría hacia ellas".