Después del 11-S, el entonces líder de Al Qaeda, Osama bin Laden, logró pasar casi una década con relativa comodidad en varias casas de seguridad y engendrar cuatro hijos en Pakistán, según el testimonio de su esposa más joven.
La revelación abre un interrogante: mientras las autoridades paquistaníes afirmaban que luchan contra el terrorismo, ¿cuántos esfuerzos emprendieron para buscar al responsable del asesinato de miles de civiles?
El testimonio oficial de Amal Ahmad Abdul Fateh, una de las tres viudas de Bin Laden, dado a la policía local apareció en el diario paquistaní Dawn, revela que mientras George W. Bush estaba tratando de "sacar a los terroristas de su escondite”, el líder estaba gozando de una vida opulenta en una serie de villas. Durante los últimos seis años, Bin Laden fue aun capaz de crear un hogar familiar.
Abdul Fateh dijo que la familia se sintió en peligro solo una vez, cuando en 2005 helicópteros estadounidenses volaron sobre el complejo donde vivían para entregar ayuda después de un terremoto.
Lo más sorprendente es que el líder de Al Qaeda logró tener cuatro hijos con Abdul Fateh entre 2003 y 2008. Además, dos de ellos fueron paridos en un hospital público, recurriendo a una treta de documentos falsificados.
"Para casarse con un muyahidín"
Con 18 años de edad, Abdul Fateh llegó en Pakistán con un visado de tres meses en el año 2000, con el único deseo de "casarse con un muyahidín" (guerreros santos islámicos). Su sueño se hizo realidad casi inmediatamente.
Después del atentado del 11 de septiembre orquestado por Bin Laden, la familia se separó, pero poco después su joven esposa consiguió unirse en la ciudad de Peshawar con el hombre más buscado del mundo.
Luego sobrevino período en el que tuvo que esconderse en las montañas, al trasladarse a noroeste de Pakistán, pero no a las áreas tribales bajo administración federal, donde Estados Unidos centró su búsqueda. Después de eso, la familia vivió en una casa alquilada a sólo 80 kilómetros de la capital, Islamabad, antes de trasladarse una vez más.
Durante los últimos seis años, el terrorista vivió en una lujosa villa en Abbottabad, a pocos minutos de la elitista academia militar de Pakistán.
Aunque Pakistán es país caótico sumido en el conflicto interno y la corrupción, situación conveniente para que Bin Laden cubriera sus huellas, la facilidad con la que consiguió ocultarse es asombrosa. Después de todo, a pesar de los dichos de Pakistán durante todo el período de la alianza incondicional con EE.UU. sobre su compromiso la lucha contra el terrorismo, es difícil creer que nadie en los servicios de inteligencia del país fue capaz de determinar el paradero del terrorista.