Argentina celebra el trigésimo aniversario de la guerra con el Reino Unido por las islas Malvinas. Varios actos conmemorativos se desarrollan en la capital de la provincia sureña de Ushuaia, en Tierra del Fuego. La fecha será conmemorada también en Buenos Aires.
Las tensiones entre ambos países aumentaron en los últimos dos meses con el envío de un buque militar a la zona y la denuncia de militarización de la región por parte de Argentina. El primer ministro británico, David Cameron, señaló que defenderá el derecho de los isleños a decidir su propio futuro. Entretanto, Argentina amenazó con querellar a los bancos estadounidenses y británicos si estos asesoran a las compañías responsables de la industria petrolera en las Malvinas. Varios analistas creen que el colonialismo británico es el problema clave en la disputa sobre las islas.
Buenos Aires y Londres se disputan la soberanía de las Malvinas desde el siglo XIX. Después de la guerra de 1982, el archipiélago se considera como territorio de ultramar del Reino Unido, pero varios países apoyan a Argentina en sus reivindicaciones. En los últimos años el hallazgo de importantísimos recursos petrolíferos en la zona de explotación que abarcan las islas centra gran parte de los intereses en la disputa. Aún así, algunos analistas aseguran que el problema de fondo sigue siendo la cuestión del colonialismo.
Así el analista internacional Pedro Brieger afirma que “el Reino Unido contempla a las Malvinas como cualquier otro territorio que dice que le pertenece por herencia colonial. Han sido un imperio, se siguen considerando un imperio y se aferran a cualquier territorio como se aferran a Gibraltar o a otros territorios más allá de lo estratégico o económico”. El experto añade que el Reino Unido está en las islas “desde antes que existiera el descubrimiento de petróleo” y señala que “en la mentalidad de una potencia colonial, la visión que tienen es que los territorios son propios”.
Un reclamo territorial histórico, al servicio de la dictadura argentina
En Argentina, la antinomia 'democracia/dictadura' es fundamental para entender el contexto. Según algunos analistas, el régimen dictatorial utilizó un reclamo histórico del pueblo para intentar perpetuarse en el poder.
Así el historiador Felipe Pigna señala que “la gente recibía un bombardeo informativo con una causa que históricamente, desde la infancia, venía siendo una causa nacional. Mucha gente se confundió y fue a la plaza creyendo que apoyaba una causa nacional y de alguna manera le estaba dando oxígeno a una dictadura asesina”.
Los combatientes argentinos, muchos de los cuales apenas tenían cumplidos los 18 años y fueron enviados al campo de batalla sin ninguna instrucción ni experiencia, recuerdan hoy el hambre, el frío y los abusos a los que fueron sometidos por sus propias fuerzas militares.
Por ejemplo, Pablo de Benedetti, un ex combatiente argentino, recuerda que cuando terminó la guerra los ingleses “no entendían cómo nosotros [los argentinos] no estábamos bien alimentados cuando la isla estaba repleta de contenedores llenos de comida. Algo que no se explicaba”.
Pero los errores del dictador Galtieri no solo fueron tácticos, sino también estratégicos, poniendo de relieve sus esperanzas de que EE. UU. lo iba a apoyar en el conflicto. El historiador Pigna explica que Galtieri “creía que iba a tener el aval de EE. UU. por la gran colaboración que había prestado Argentina en la represión de las guerrillas centroamericanas de El Salvador y Nicaragua. Creía que EE. UU. entre Argentina y su histórica aliada de la OTAN que era Inglaterra, de toda la vida, iba a elegir a la Argentina, y eso era imposible”.
El apoyo logístico de EE. UU. a Gran Bretaña fue fundamental para la definitiva derrota de Argentina, que el 14 de junio firmó su rendición acelerando el fin de la dictadura y otorgándole a Margaret Thatcher la victoria que necesitaba para salir de su propia crisis interna.
Fueron más de 900 los soldados que no volvieron nunca a sus hogares, 649 argentinos y 268 británicos. Por razones distintas y ajenas a las intencionalidades de los líderes políticos de cada país, todos ellos estaban convencidos de que luchaban por una causa justa.
Desde 1965, con su primera resolución sobre las Malvinas, la ONU insta a ambas naciones a sentarse a discutir diplomáticamente la cuestión de la soberanía. En este nuevo aniversario el tema llegará también en unos días a la Cumbre de las Américas que se celebrará en Colombia. Será una buena oportunidad para que los dos gobiernos puedan demostrar, desde la experiencia que trae el dolor irreparable de la guerra, que se puede soñar con un mundo donde la negociación y la paz se impongan siempre ante las armas.