Kostromá: una forja de talentos de la joyería rusa

Las tradiciones de la artesanía rusa se conservan a lo largo de los siglos. En la ciudad de Kostromá, ubicada en Rusia central, se encuentra una de las escuelas más antiguas del país en la que se enseña el arte de la orfebrería. Además la región es conocida por su producción de joyas. Y eso a pesar de que allí no hay ni un solo yacimiento de metales preciosos.

Generación tras generación, esta escuela ha ido esculpiendo a diamantes en bruto: estudiantes que vienen con la ilusión de convertirse en verdaderos expertos del diseño de joyas.

"Ser joyero es un sueño de mi niñez. Cuando era pequeña pasaba mucho tiempo en el taller de mi padre. Desde ese momento, tuve claro que quería venir aquí", dice la estudiante Kseniya Surmanidze, que dejó atrás familia, casa y amigos, y recorrió más de 8.000 kilómetros para estudiar en la escuela.

A principios del siglo XX, este centro de formación se centraba principalmente en el arte y en la pintura. Décadas más tarde, se convirtió en un taller de artesanía rusa y hoy en día es una academia para aquellos que quieren aprender a tratar cualquier metal o piedra preciosa y profundizar en las tradiciones antiguas del siglo XIX de este oficio.

Otra realidad muy diferente es la producción industrial. Una fábrica cerca de Kostromá es el lugar del país donde se elaboran más piezas de bisutería: en total cuatro millones al año. Además, las joyerías tradicionales de la región aumentan su éxito en otros países.

Todo eso resulta verdaderamente sorprendente dado que cerca de esta región, que es un enclave importante de la joyería del país, no hay ningún yacimiento de metales o piedras preciosas.

"Que haya tantas joyerías y tantos empresarios privados en esta región de Rusia se debe principalmente a una razón y esa es la escuela que hay en esta zona y que ha atraído a muchísimas personas relacionadas con este oficio desde el periodo de la Unión Soviética", dice Oleg Shtirkhunov, director de relaciones públicas de una empresa por cuyos talleres pasan más de cinco toneladas de oro al año.

A pesar de que las instalaciones son antiguas y de que los medios no son los mejores, la tradición de esta escuela y la motivación de sus estudiantes son el principal motor que, pasados 115 años, sigue haciendo que esta brille como las joyas que salen de aquí.