El movimiento talibán lanza un ataque coordinado a gran escala en Afganistán, castigando con fuego de mortero las bases de la OTAN, atacando proyectiles con las embajadas de Alemania y Reino Unido, e infiltrando terroristas suicidas tanto en Kabul, como en otras provincias del país.
Todo comenzó con una serie de explosiones ha sacudido el barrio diplomático de Kabul, la capital de Afganistán. En un primer momento se informó que la embajada de Rusia también había resultado alcanzada con proyectiles, pero los diplomáticos rusos desmintieron esta información. Según ellos, el ataque ha sido dirigido contra el edificio del parlamento de Afganistán, situado a unos 50 metros de la embajada rusa.
También se escucha tiroteos de armas automáticas y el ruido de las alarmas activadas por varias embajadas. El fuego cruzado se libra en distintos puntos cerca del área donde se encuentran las embajadas de Reino Unido y EE. UU.
Los diplomáticos estadounidenses ratificaron esta información y confirmaron que los ataques se suceden en la zona inmediata de la embajada.
Los ataques van dirigidos contra las embajadas alemana y británica, en el territorio de las cuales se percibe el humo, así como contra un hotel de la zona, adonde, según testigos, irrumpieron varios terroristas suicidas. La policía ha informado de la detención de dos terroristas suicidas y un atacante. Según fuentes de inteligencia del país, los tres fracasaron a la hora de cumplir uno de los objetivos principales de las operaciones: matar al segundo vicepresidente afgano, Mohamed Karim Halili.
Los combates aún continúan en tres barrios de la capital, anunció el portavoz del ministerio de Interior de Afganistán.
Una base militar turca ubicada en otra parte de la región capitalina, a las afueras de Kabul, también sufre el ataque de los morteros. Los militares turcos responden con fuego de ametralladoras apoyados por el contingente griego, que se encuentra cerca del lugar.
La responsabilidad por el ataque ha sido reclamada por el movimiento talibán, cuyos representantes se atribuyen igualmente el ataque al palacio presidencial y los episodios de violencia en otras dos provincias afganas. También han declarado que esta serie de ataques es el prólogo de una amplia ofensiva de primavera preparada durante varios meses.
Según los representantes del movimiento, estos ataques son una venganza por las quemas del Corán, el vídeo sobre los marines estadounidenses que orinaron sobre talibanes muertos, y la masacre en Kandahar.
Los talibanes aseguran que en el transcurso de sus operaciones infligieron "grandes pérdidas" a sus enemigos. En una de las provincias cuatro terroristas suicidas intentaron atacar el aeropuerto de Jalalabad, donde se encuentran acantonadas las tropas estadounidenses, informó uno de los jefes militares de la base.
Mientras, en la provincia de Paktia, un grupo de insurgentes se ha hecho fuerte en un edificio desde donde lanzaron ataques contra una academia policial adjunta y una universidad de inmediaciones. Todos han sido ya neutralizados por las fuerzas de seguridad.
El número de insurgentes muertos en todos los ataques asciende a 17, mientras que 17 policías y 14 civiles resultaron heridos.