Además de contar con duras leyes antimigratorias, Arizona sigue siendo el estado más peligroso para cruzar de forma ilegal las fronteras en EE. UU.: sólo el mes pasado fueron encontrados allí 71 cadáveres.
El refuerzo de la seguridad en la frontera entre EE. UU. y México no sólo no frena a los inmigrantes ilegales en su intento por franquear la frontera, sino que, antes al contrario, los empuja hacia un destino letal en el desierto.
Con sus valles montañosos y cumbres fascinantes, el desierto Sonora ocupa un lugar destacado entre las joyas de la naturaleza estadounidense. Sin embargo, este 'paraiso' natural se convierte en un infierno en la tierra para quienes buscan cruzar la frontera.
Cada año miles de ciudadanos de México y de otros países de América Latina se mueven en la frontera entre la vida y la muerte en busca del sueño americano, pero muchos de ellos no lograr el objetivo deseado.
En 2011 en las proximiaddes de la frontera fueron encontrados casi 200 restos humanos. Y desde 1994 unas 6.000 personas hallaron la muerte en la frontera estadounidense-mexicana, según estimaciones de los grupos de derechos humanos.
Este año ha sido especialmente nocivo para los inmigrantes debido a la puesta a punto del programa estatal Operación Guardián que estipulaba el levantamiento de cercas blindadas y de sistemas de vigilancia ultramoderna junto con miles de agentes de seguridad dispuestos a velar por la impemeabilidad de la frontera.
Los expertos aseguran que el número de cuerpos encontrados en el desierto sureño de Arizona va en aumento. En muchos casos sólo quedan fragmentos difíciles de identificar, y también se dan casos cuando no se encuentran a quienes se extravían en el desierto.
Ya no caben
La cámara refrigeradora de la oficina forense del condado de Pima tiene capacidad para cientos de cuerpos, especialmente los que fueron hallados en las fronteras. Sin embargo, ya no le queda espacio libre.
“Teníamos 300 restos. Necesitábamos una camioneta-refrigerador para ayudarnos”, reconoce el doctor Gregory Hess, forense en jefe de la oficina.
Paralelamente, el Departamento de Seguridad Nacional de EE. UU. informó recientemente del brusco descenso del número de arrestos en la frontera, dando a entender así que funcionan las iniciativas gubernamentales para reducir la inmigración.
Al limitar la inmigración canalizándola hacia el desierto las autoridades y legisladores han disminuido el flujo de ilegales, pero a costa de crear una ‘trampa mortal’.
Algunos analistas apuntan que militarizar las fronteras no ayudará controlar la migración. Muchos indican que la cuestión importante que debe plantearse no es “cómo repeler a los inmigrantes”, sino “cuáles son las causas para que la gente llegue a EE. UU.”