El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó una declaración que condena rígidamente el reciente lanzamiento de un cohete espacial por parte de Corea del Norte.
Ese acto, realizado el pasado 13 de abril, fue catalogado por el organismo como una "infracción seria de sus resoluciones" que prohibían a Pyongyang lanzar cualquier aparato de largo alcance con uso de tecnologías balísticas.
Desde el primer anuncio sobre el proyecto, Pyongyang insistía en su carácter pacífico. El cohete portador Unha-3 debía de llevar a la órbita a un satélite artificial que emitiría desde allí señales de radio y canciones sobre los difuntos líderes norcoreanos, Kim Yong-sun y Kim Yong-il.
Pero el vuelo normal del aparato duró cerca de dos minutos. Su primera etapa cayó al mar tal y como estaba previsto, mientras que otras dos supuestamente no se separaron. En total casi 20 fragmentos del Unha se precipitaron en alta mar a unos 200 kilómetros al oeste de la costa surcoreana.
El Gobierno de Corea del Norte admitió que el lanzamiento había fracasado sin la intromisión de ninguna fuerza ajena. Mientras tanto, los Gobiernos de otros países condenaron el comportamiento de su par norcoreano, así como lo hicieron los jefes de la diplomacia de los integrantes del G 8 y los vecinos inmediatos del régimen comunista: China, Rusia, Japón y Corea del Sur.