La cocaína y el whiskey podrían ser buenos ingredientes para una parranda con prostitutas, pero la avaricia la estropeará, seguro.
Esa conclusión se deriva de la declaración de un empleado del hotel colombiano que se vio en el centro del escándalo con la implicación de agentes de seguridad estadounidenses la semana pasada, a dos días de la llegada del presidente Barack Obama a la Cumbre de las Américas en Cartagena de Indias.
Cuando una de las presuntas prostitutas armó alboroto sobre el pago, la habitación, que más bien parecía un antro, se llenó de policías y empleados del hotel El Caribe.
“Cuando subí, entré en una habitación desordenada. Ahí estaban tiradas dos botellas de whiskey y una línea de polvo blanco, que creo que era cocaína, estaba sobre la mesa redonda de vidrio”, dijo el empleado, citado por el diario ´The New York Post´.
El empleado explicó que además de pagarle por el servicio sexual a la mujer, el agente de seguridad le debía una suma que cobra el club del que se la llevó.
El Servicio Secreto estadounidense no comentó la información.
Al menos 11 agentes del servicio y 10 militares estaban junto con 21 prostitutas en el hotel, según Susan Collins, quien encabeza el Comité de Seguridad Nacional y Asuntos Gubernamentales del Senado estadounidense.
Los legisladores de EE. UU. expresaron su preocupación por si las mujeres pudieron obtener acceso a información sensible relacionada con la seguridad del mandatario.