Anders Breivik aseguró que los asesinatos que perpetró en Noruega en julio pasado fueron "un pequeño acto de barbarie para evitar uno mayor".
Estas declaraciones forman parte del que podría ser su último día de comparecencias.
El asesino confeso se disculpó ante las que describió como “víctimas no políticas” de su ataque con un coche bomba en la sede del gobierno de Oslo.
Breivik se excusó así por haber matado a “personas inocentes" con la explosión, pero no ofreció ninguna disculpa similar por la masacre en la isla de Utoya, Noruega, donde otras 77 personas fueron acribilladas.
En recientes declaraciones aseguró que “lo haría de nuevo, aún sabiendo que el 40 por ciento de las personas en Utoya eran menores de 18 años”.
La condena máxima que afronta el asesino noruego es de 21 años de prisión. En caso de ser declarado demente, de conformidad con el primer informe de los peritos de noviembre pasado, permanecerá bajo custodia en un hospital psiquiátrico.