El denso tráfico en Buenos Aires perjudica al máximo la vida de los capitalinos con la contaminación y los atascos que devoran horas de vida en vano.
"Cada día peor, hermano, no se puede vivir. ¡Un viaje cuando eran diez minutos ahora es media hora! Mirá lo que es esto, ¡es un caos!", dijo un taxista.
En este mismo sentido un motoquero explicó que el tránsito está atascado todos los días y "la policía lo único que hace es mirar".
Argentina, ya no es apto para los piquetes
Los piquetes, forma de manifestación con cortes de calles que se convirtió en un 'boom' en la Argentina en crisis de 2001 produciendo grandes cambios sociales, todavía son una postal en la ciudad de Buenos Aires.
Pero con un parque automotor que se ha duplicado hasta superar los 10 millones de vehículos, estas protestas también son en la actualidad uno de los principales dolores de cabeza de los conductores.
Emanuel Favilli, conductor del Transporte Privado, destacó que por día se puede cruzar con 4 o 5 manifestaciones en lugares claves donde circula mucha cantidad de autos y solo dos carriles están habilitados para el tránsito. "Está más nerviosa la gente, hay más peleas y más accidentes porque la gente se pone muy nerviosa cuando hay muchos atascos de tránsito", destacó él.
Fabricación de coches, un dedo gordo en la llaga
Entre otras razones, el caos de tráfico también está relacionado con la salida de la crisis. El crecimiento económico conlleva de año a año ventas récord de vehículos. El 52% de los coches en circulación se encuentran en la capital y sus alrededores, algo que deja huella en el medio ambiente de la metrópolis haciendo que figure entre las urbes más contaminadas del mundo.
En 2011 ya había en Argentina un automóvil por cada cuatro habitantes y este año se espera que en el país se fabriquen más de 800.000 vehículos convirtiendo a la nación latinoamericana en el sexto productor mundial en este sector.
"Hay una lucha de intereses. ¿Cómo hacer para que una empresa automotriz no fabrique autos?", explicó Hugo Palamara, presidente de la Asociación de Periodistas de Tránsito que ve la única manera de resolver el problema en el fomento del transporte público de pasajeros.
Restricciones a coches particulares para entrar en los lugares más congestionados, carriles exclusivos para colectivos, taxis y bicicletas... Todo suma en un intento desesperado por desalentar el uso de vehículos en la urbe, aunque el verdadero cambio según los especialistas debería ser cultural.