De cara a los comicios de noviembre de 2012, el actual presidente estadounidense, Barack Obama, no pierde la ocasión para mencionar sus ‘trofeos’ y en concreto el asesinato de Osama bin Laden justamente hace un año.
La inesperada visita de Obama a Afganistán, invadido hace diez años por las tropas de EE. UU., coincide con el primer aniversario de la operación militar que terminó con la vida del que era el terrorista más buscado del mundo.
“Hemos logrado mermar las filas de Al Qaeda y hace un año conseguimos impartir justicia sobre Osama bin Laden”, dijo el líder estadounidense durante su estancia en Afganistán, confirmando que el ‘terrorista número uno’ es uno de los temas principales de la campaña electoral de Obama.
Una muerte para justificar una década de guerras
Por otro lado, la muerte del ex líder de Al Qaeda, considerada como un gran logro en la lucha contra el terrorismo internacional, parece tener más objetivos que solo promocionar la candidatura de Barack Obama. Algunos expertos militares de EE. UU. reconocen que se trata de un intento de la Casa Blanca de ocultar los errores fatales que Washington ha acumulado durante la última década.
“El tema de Bin Laden lo hace más fácil, se vende bien. Pero no creo que pueda justificar los diez años de combate en Afganistán y la invasión en Irak”, sostiene Anthony Shaffer, teniente coronel retirado, experto del Centro de Estudios Avanzados sobre Defensa. “No importa el precio de la muerte de Bin Laden, eso no puede ocultar diez años de fracasos”, agrega Shaffer.
Cambio de estrategia
La muerte de Bin Laden demostró también la eficacia de un nuevo método de combatir el terrorismo: se trata de ataques puntuales y precisos. Para llevar a cabo esta técnica se están empezando a usar aviones no tripulados. En los medios internacionales son cada vez más frecuentes las informaciones sobre sus vuelos en Pakistán, por ejemplo.
Sin embargo, esta táctica tampoco está libre de problemas. Algunos expertos señalan que las agresiones que realizan los drones conllevarán la muerte de civiles y como consecuencia causarán más olas de indignación en estas regiones.
Y la pregunta que se hacen muchos especialistas como el profesor de la Universidad de Boston Andrew Basevich es “¿cuánta gente tendremos que matar hasta que por fin podamos decir: vale, es todo, el objetivo se ha conseguido, la guerra se terminó?”.