EE. UU. no renunciará a sus planes del despliegue de un sistema de defensa antimisiles en Europa, aunque está dispuesto a dar garantías políticas al Kremlin de que el escudo no representa ninguna amenaza para la seguridad rusa. Algunos analistas aseguran que este sistema está siendo utilizado por EE. UU. como una herramienta de chantaje hacia Rusia.
"No podemos aceptar ninguna clase de limitación al emplazamiento de nuestro escudo, pero estamos dispuestos a hacer una declaración política de que el sistema antimisiles no está dirigido contra Rusia", proclamó Ellen Tauscher, subsecretaria de Estado norteamericano para el control de armas y seguridad internacional a la agencia rusa Interfax.
'Las elecciones no permiten avanzar'
Tauscher hizo hincapié en que EE. UU. "tratará de conservar la estabilidad estratégica con Rusia" e insistió en que el despliegue del escudo podría ser un punto y aparte en la cooperación estratégica entre Moscú y la OTAN. Teniendo en cuenta de que se trata de un año electoral tanto en EE. UU. como en Rusia, según ella, "obviamente no se pueden esperar avances en esta materia".
Las declaraciones de Tauscher vienen en vísperas de la conferencia internacional de Moscú el 3-4 de mayo sobre defensa antimisiles, organizada por el Ministerio de Defensa de Rusia y que reunirá a representantes de 49 países.
¿Herramienta de chantaje?
El analista político Basem Tajeldine opina que EE. UU. usa el escudo en Europa como herramienta para chantajear a Rusia. “EE. UU. está implementando un nuevo pretexto que viene a contribuir a un plan que van a mantener. Se trata de los grandes beneficios económicos, políticos y militares que este escudo representa para el interés y estrategia global estadounidense”, afirma el experto.
Rusia -que insiste en crear un sistema conjunto Rusia-OTAN- ha intensificado el trabajo encaminado a mejorar su defensa antimisiles después de que las negociaciones con EE. UU. y la OTAN sobre el escudo europeo se estancaran. Así, en noviembre pasado el presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, ordenó el despliegue de un radar de alerta temprana sobre ataques con cohetes en el enclave báltico de Kaliningrado.
Moscú exige en vano a Washington que dé garantías jurídicas por escrito de que su sistema no va dirigido contra Rusia. Ante la negativa de EE. UU., Moscú ha advertido en reiteradas ocasiones que adoptará medidas adecuadas en caso de que no se tengan en cuenta los intereses de Rusia en relación al escudo.