Irán podría elaborar una bomba atómica en 60 días, según ha advertido el ministro de Defensa de Israel en vísperas de la nueva ronda de negociaciones con el sexteto de países mediadores que discutirán el programa nuclear de la República Islámica.
Pese a que la comunidad internacional trata de encontrar una salida pacífica al conflicto, numerosos informes militares demuestran que miles de soldados estadounidenses están cada vez más cerca de Irán que insiste en el carácter pacífico de su programa nuclear.
El 11-S como punto de partida
Después los ataques del 11 de septiembre de 2001 la presencia militar de EE. UU. en Oriente Próximo aumentó drásticamente. Aunque tras la retirada de las tropas de Irak y la marcha prevista en 2014 de Afganistán parece que esta tendencia se estaría frenando, ahora EE. UU. parece haber elegido a Irán como un nuevo punto para ubicar a sus tropas.
El mapa de la región evidencia cómo se está estrechando el cerco sobre Irán. Varios países vecinos de la República Islámica albergan a militares estadounidenses. Al sur: Omán y Emiratos Árabes; al oeste: Israel y Turquía, al norte: Turkmenistán y Kirguistán, y al este Afganistán y Pakistán.
Según varios informes, en total unos 125.000 soldados norteamericanos están desplazados en la región tanto por tierra, como por mar en fragatas. Decenas de naves, entre ellas varios portaaviones, que forman parte de la Quinta Flota de EE. UU. Los Emiratos Árabes también albergan a varios aviones-caza F-22 Raptor.
Medidas desproporcionadas
Sin embargo, la potencia militar de la República Islámica es incomparable con la de EE. UU. En la lista de líderes en cuanto a presupuesto militar, destaca que Washington gasta en su seguridad más que los diez países que le siguen juntos, entre los que, por cierto, no se encuentra Irán. A esto hay que sumar un satélite de nueva generación recientemente lanzado por EE. UU. para poder controlar y supervisar desde el espacio sus tropas desplazadas por todo el mundo.
Por otro lado, Irán también es uno de los países más potentes de la región y cuenta, además, con “poderosos aliados”, según señala el analista político Lajos Szadszi. El hecho de que Irán pudiera “detectar a un avión no tripulado, invisible para radares” es una muestra de sus posibilidades, sostiene Szadszi.
Europa, otra zona de influencia
Por otro lado, parece que las intenciones militares norteamericanas van más allá del control sobre Irán y Oriente Próximo en general. Washington acaba de anunciar que no dejará de desplegar susistema antimisiles en Europa incluso sin que haya una amenaza real por parte de Teherán.
En este sentido, los analistas hablan sobre una nueva división de zonas de influencia, viendo el deseo de EE. UU. de competir con Rusia y China por ejercer la supremacía en diferentes regiones del mundo.