El matrimonio de un ex combatiente argentino de la guerra de 1982, Carlos Azuaga, con su novia Claudia Fuertes, festejado en las Islas Malvinas, provocó una polémica entre sus compatriotas. Los dos celebraron la boda en la oficina gubernamental de Puerto Argentino, lo que se convirtió en un curioso desafío al debate por la soberanía de las islas. Con un eco en los medios de comunicación europeos que traspasó los límites del suelo argentino.
De vuelta a casa, Carlos y Claudia tienen un certificado de matrimonio, aunque escrito en inglés y firmado por las autoridades británicas de las Islas que el Gobierno y el pueblo argentino consideran usurpadas. La Argentina oficial reconoce los matrimonios contratados en el territorio de su antiguo rival, siempre y cuando que no se celebren en las islas discutibles. Por lo tanto, niegan la legalidad de ése vínculo.
Los motivos para Carlos Azuaga fueron muy personales e íntimos. Durante la guerra, según explicó el contrayente actual a la prensa nacional, corría kilómetros todos los días por el barro pastoso para llegar hasta las trincheras. Llevaba comida y volvía con heridos, acostumbrándose al estruendo de las bombas y los alaridos de soldados argentinos. Muchas veces tuvo que elegir a quién salvar.
Cada noche de los siguientes 27 años, Carlos durmió perseguido por los recuerdos. Prometió que algún día iba a volver a las Malvinas para cambiar de impresión y acabar con lo pasado. Durante años pensó cómo y cuándo. Se emocionó al encontrarse con un ex combatiente suyo, devenido en pastor evangélico en el lugar, que le prometió bendecir su casamiento. Así se convirtió para él en un milagro el día que pisó las islas, de nuevo.
La resonancia europea del acontecimiento privado la facilitó la presencia en la boda de la banda de rock anglo-argentina, The Draytones. “Superamos miedo y tabúes”, dijo Gabriel Boccazzi, vocalista de la banda, explicando su intervención en Puerto Argentino. Según la agencia France Press, los músicos conocieron a la pareja en el aeropuerto de la Isla Soledad, cuando Azuaga se encontró y abrazó con otro ex combatiente que había acompañado la gira del conjunto musical por el Atlántico Sur.