Evo Morales quiere conseguir el poder
Más de cinco millones de bolivianos están convocados a las elecciones generales de este domingo, para elegir al nuevo presidente o para ratificar al actual dirigente.
En estos comicios también se elegirá la futura Asamblea Legislativa Plurinacional, compuesta por 36 senadores y 130 diputados.
Bolivia acude a las urnas en un clima de calma pero las votaciones serán prueba de fuego para Evo que siempre ha salido derrotado en cuatro regiones rebeldes gobernadas por la oposición conservadora.
El mandatario es el favorito en todas las encuestas, que le dan un apoyo superior al 50 por ciento y una ventaja de unos 30 puntos sobre su principal opositor, el ex gobernador Manfred Reyes Villa, lo que, de traducirse a las urnas le pronostica una cómoda victoria en la primera vuelta.
Pero lo que está en juego es el control pleno de la futura Asamblea Legislativa que es clave para que Morales consolide la nueva Constitución, que configura un Estado plurinacional con más participación de la mayoría indígena.
Será proclamado ganador el que haya obtenido por lo menos el 50% más uno de los sufragios, o un mínimo de 40 con una diferencia de al menos 10% en relación a la segunda candidatura más votada. Si ninguno obtuviera esos porcentajes habrá una segunda vuelta 60 días después.
Al cerrar su campaña, el líder indígena ofreció industrializar el país, tal como en su primer período prometió acabar con el analfabetismo.
Así mismo, dijo que durante su primera etapa aprendió a gobernar y que ahora se sentía más preparado para servir al pueblo.
El Senado de la nación está bajo control opositor, este panorama configuró una Bolivia con poderes divididos lo que ahondó la polarización hasta finales del año pasado.
El objetivo es tener pleno control del Legislativo pero también ganar en las regiones opositoras. En declaraciones recientes reconoció que tiene el Gobierno pero no el poder.
Mientras que para la oposición el objetivo es derrotar los afanes totalitarios del cocalero, según postuló en su campaña el principal candidato opositor, Villa.
Estas elecciones confrontan dos visiones contrapuestas sobre el país. Morales reivindica un proyecto nacionalista, de reclamación étnica y de fuerte retórica antiimperialista. Por contra los conservadores defienden una economía de libre mercado con fuerte peso de grupos corporativos.
Pero esta disputa se jugará en dos tiempos. La segunda parte será en abril del próximo año cuando se elija a gobernadores, alcaldes y legislativos regionales.
Ésta es la primera vez en que los bolivianos residentes en el exterior podrán votar, aunque sólo desde cuatro países (España, Estados Unidos, Argentina y Brasil) y con carácter voluntario, pese a que en Bolivia el sufragio es obligatorio, según contempla la Constitución.
Para estas elecciones se han acreditado observadores internacionales de la Fundación Carter, de la Organización de Estados Americanos, de la Unión Europea, así como el Gobierno regional de Cataluña y de los ayuntamientos de Barcelona, L´Hospitalet y Sabadell.
En el marco del proceso electoral se han movilizado un total de 50.000 efectivos para garantizar la seguridad de las 22.800 urnas instaladas en los más de 1.700 recintos de los comicios de este domingo. El objetivo de este despliegue es que el proceso se desarrolle con total normalidad y transparencia, afirmaron los comandantes de las Fuerzas Armadas y de la Policía boliviana.
El presidente Morales, como tradicionalmente lo hace en todos los procesos electorales, emitió su voto en la localidad de Villa Tunari, provincia Chapare del departamento de Cochabamba, en el recinto electoral del mismo nombre.
El mandatario se hizo presente en el recinto electoral a las 08:37 de este domingo y en contacto con los medios de comunicación, instó al pueblo a participar del proceso eleccionario para profundizar la democracia.