Las autoridades de Teherán bloquearon Internet en Irán durante una manifestación estudiantil de protesta organizada por el líder de la oposición iraní, el ex primer ministro Mir-Hosein Musaví, según informa el diario RBC Daily.
Musaví comentó que los resultados de las elecciones presidenciales del 12 de junio de 2009, ganadas por Mahmud Ahmadineyad, habían sido falsificados y que la nación no podía callar ante la situación.
De cara al día de luto anual por tres estudiantes fallecidos en 1953 durante manifestaciones antiestadounidenses, Irán suspendió también una actividad de periodistas extranjeros acreditados en el país —y la acreditación misma desde el 7 hasta el 9 de diciembre— para evitar provocaciones de parte de la oposición. Los periodistas incluso recibieron una orden de no salir de sus oficinas.
Grupos policíacos de defensa del orden público bloquearon la universidad de Teherán y las calles adyacentes para impedir manifestaciones antiestatales. La policía declaró oficialmente que todas las acciones ilegales serían severamente reprimidas.
Todas las fuerzas de seguridad, incluido el Cuerpo de Guardias de la Revolución Islámica (Consejo de Guardianes), avisaron de que no tardarían en involucrarse para prevenir todo tipo de intentos de aprovechar el evento para realizar acciones de protesta por parte de la oposición.
Observadores locales comentan que las iniciativas de las autoridades iraníes originan temores en cuanto a la seguidilla de protestas del verano de 2009, cuando los partidarios del candidato vencido, Mir-Hosein Musaví, salieron a calles de París, Berlín, Nueva York y Copenhague, afirmando que las urnas habían sido manipuladas. Según la oposición, unas 70 personas murieron mientras se sofocaban las manifestaciones de protestas en Irán, centenares fueron detenidos y sufrieron torturas y violencia en las cárceles.
Por su lado, los defensores de derechos de la organización internacional “Reporteros Sin Fronteras” declararon que las condiciones de trabajo de los periodistas en Irán empeoran cada día, siendo constantemente amenazados o llamados por Servicios de Investigación del país, incluso el Consejo de Guardianes.