Terrorista con chupete
Un empleado del Aeropuerto Internacional de Fort Lauderdale-Hollywood, en Florida, se acercó a la pequeña Riyanna y a sus padres, nacidos en EE. UU. y de ascendencia musulmana, que acababan de abordar el vuelo y les informó que la Administración de Seguridad del Transporte (TSA, por sus siglas en inglés) quería hablar con ellos.
"Eso no tiene nada que ver con usted o su marido. Su hija está incluida en la lista de pasajeros non gratos", agregó el empleado sin dar más detalles.
Los padres de la menor creen saber la respuesta. La madre llevaba puesto el hiyab, el tradicional pañuelo islámico que cubre la cabeza de las mujeres musulmanas, y está muy preocupada por las repercusiones que genera.
Tras esperar unos 30 minutos en la terminal y sin recibir ninguna explicación les permitieron volver a abordar el vuelo. Sin embargo, los padres de la niña estaban demasiado frustrados para volver a sus asientos.
"Nos humillaron. Estabamos muy frustrados. Se mofaron de nosotros", reiteró el padre de la pequeña.
Luego, la familia pidió que la TSA se disculpara, pero aún no han recibido respuesta.
Después de los atentados del 11-S, la TSA endureció sus medidas de seguridad, a pesar de que causan indignación y dudas sobre su necesidad. En los últimos dos meses han registrado en Chicago a un niño de 3 años que viajaba en silla de ruedas con una pierna enyesada y detuvieron en Kankas niña de 4 años por ir abrazada de su abuela.