Brasil y Uruguay: Dólar, GO HOME!

Brasil y Uruguay se arriesgan a deteriorar sus relaciones con los EE.UU. a causa del acuerdo bilateral que firmaron recientemente. El convenio supone pasar al uso de sus respectivas divisas nacionales en el comercio bilateral, sustituyendo así el dólar como moneda para los intercambios comercial

Brasil y Uruguay se arriesgan a deteriorar sus relaciones con los EE.UU. a causa del acuerdo bilateral que firmaron recientemente.  El convenio supone pasar al uso de sus respectivas divisas nacionales en el comercio bilateral, sustituyendo así el dólar como moneda para los intercambios comerciales. Se supone que la medida servirá para estilmular la integración regional de los estados latinoamericanos.

Además, presumen que la extracción del dólar de las operaciones comerciales entre los dos países podrá incrementar la circulación mercantil y facilitar los procesos, al eliminar los gastos adicionales surgidos debido a la compra del dólar a diferentes cotizaciones.  

Este hecho no parece haber sorprendido a nivel internacional. Según los analistas económicos, este movimiento responde a la tendencia internacional de rechazo de la divisa estadounidense. Las primeras exhortaciones hacia la extracción del dólar provienen del presidente venezolano, Hugo Chávez, en 2007, y fueron apoyadas por Cuba y otros aliados de la región. Ya en 2007, Brasil y Argentina introdujeron en la práctica los pagos mutuos en reales y pesos, respectivamente, y en septiembre del 2008 lo acordaron de forma oficial.   

Últimamente, el dólar se ganó reputación de divisa muy inestable y que no genera confianza, ya que su cotización en cuanto al peso uruguayo y al real brasileño cambia permanentemente, lo que supone unos gastos adicionales bastante importantes. Asi que parece que el abandono de la moneda estadounidense no provocará dificultades técnicas y beneficiará el intercambio comercial entre Brasil y Uruguay.

Por otro lado, rechazar la divisa por completo en la región parece improbable: las economías de todos los países latinoamericanos están hasta cierto punto ligadas al dólar.