Damasco, la capital de Siria, cuna de paz y estabilidad, sufrió de nuevo un golpe que volvió a recordar la crisis que vive el país. Un atentado en un barrio residencial el 10 de mayo, derrumbó la vida de numerosas familias. Hace 14 meses el levantamiento popular comenzó con las manifestaciones pacíficas que pedían más democracia. Pero en el proceso participan numerosos grupos: políticos y apolíticos, armados y desarmados, internos y los que actúan desde exterior. El caos en el que se sumergió la nación hizo posible no sólo la participación en el conflicto de varios países árabes y occidentales que persiguen sus intereses en la región, sino también abrió muchas posibilidades para los ataques como este.
“Ahora esto resulta ser un problema, es un dilema para los sirios que la política del régimen dio la oportunidad a que todo el mundo interfiera en el asunto sirio. Sea por el suministro de armas o el envío de dinero o la ayuda con combatientes y terroristas”, dijo Abdul-Aziz al-Kheir, portavoz del Comité Nacional de Coordinación de las Fuerzas de Cambio Democrático.
La responsabilidad por aquel atentado fue atribuida por Al-Nusra Front, un grupo terrorista muy poco conocido. Estos ataques enfurecieron a la población que culpó de lo ocurrido a Qatar y Arabia Saudí. Varios analistas están de acuerdo con esta versión y destacan que las acciones de estos países árabes, sofocan el proceso de paz en Siria.
“Si se redujera el respaldo de EE.UU., Arabia Saudita y Qatar con armas a los rebeldes, todo quedaría resuelto en unos meses. Para seguir con su apoyo ellos necesitan que en la región reine el caos, creo que es lo que se llama "caos fabricado". No quieren que haya estabilidad en esta zona, porque desean ver desorden en este territorio”, opina el analista político Yemat Shoualibi.
Las potencias mundiales olvidan con sus juegos a los civiles, cuyos días se llenan cada vez más de lágrimas, dolor y muerte. Mientras los ciudadanos tratan de reconstruir sus casas y sus vidas, sus esperanzas están centradas en la misión de paz de Kofi Annan, que cada minuto que pasa parece más frágil.
“Sólo confiamos en el progreso pacífico y consideramos que es la única forma de transformar Siria de un estado dictatorial, en un estado democrático. Sabemos que es un largo camino a recorrer, el cual será costoso y doloroso. Y no tendrá una sólida garantía. Pero es la vía más segura para conseguir el futuro pacífico, y la que sigue siendo extremadamente incierta” subrayó Abdul-Aziz al-Kheir.
En el lugar donde se ha producido este último atentado queda una pared, un simbólico recuerdo de que el terror es un gran obstáculo para que la paz sea una realidad en este país.